La tormentosa palabra que hoy os presentamos proviene del latín eculĕus "potro", "caballo joven" y describe una máquina de tortura en forma de mesa, de extremos móviles, que estiraba las extremidades del cuerpo de los procesados hasta dislocar las articulaciones...
Encontramos una referencia al mismo en la obra Sermones I de José Climent, obispo de Barcelona en el año 1800:
"...Si Daciano montado en cólera manda á los verdugos, que desnuden á Vicente, que le pongan en el ecúleo, y que tiren las cuerdas hasta descoyuntarle los huesos, y luego que con garfios, ó peynes de hierro aren sus tiernas delicadas carnes: si los verdugos, poniendo en execucion la bárbara sentencia, abren en su cuerpo tan profundos los surcos, que llegan á descubrirse las entrañas..."
¡Hasta la próxima palabra! ;-).