Unas 11.000 adolescentes se quedan embarazadas al año en España, según el Ministerio de Sanidad, y las enfermedades de transmisión sexual (ETS) aumentan entre los más jóvenes. Ni la píldora del día siguiente, ni una propaganda masiva del uso del preservativo ha conseguido disminuir las ETS ni los embarazos no deseados, ni el aborto. Es más, son ya varias décadas en las que podemos observar precisamente el efecto contrario.
La explicación más plausible de este curioso fenómeno la podemos encontrar en lo que en Salud Pública se llama compensación del riesgo. Cuando se introduce una medida preventiva, digamos más bien de tipo tecnológico, se acaba reduciendo la percepción de riesgo en la población. Y mucho más, si esa población es mayoritariamente joven. Qué sucedería si, amparándose en el cinturón de seguridad, un automovilista conduce habitualmente de forma temeraria?
No nos engañemos, el aliado número uno de las ETS, embarazos no deseados y el aborto es la promiscuidad. Con el adelanto del début sexual, se multiplica el número de contactos y de las parejas sexuales. Aun siendo alto el porcentaje de menores de 18 años (42,4% en 2008) que inician sus relaciones sexuales, no constituyen la mayoría de la población de esas edades. Los organismos que velan por la Salud Pública deberían ayudar a los jóvenes a poder decir que no a esa relación sexual precoz o a esa relación esporádica o casual.