Edad de oro, la (L' Âge d'or) (Francia, 1930)

 Título original: L'Âge d'or)

Director: Luis Buñuel

Guion: Luis Buñuel, Salvador Dalí

Música: George Van Parys

Fotografía: Albert Duverger

Género: Comedia, Drama, Surrealismo

Reparto: GASTON MODOT, LYA LYS, CARIDAD DE LABERDESQUE, MAX ERNST, JOSEP LLORENS ARTIGAS. LIONEL SALEM, GERMAINE NOIZET, DUCHANGE, BONAVENTURA IBÁÑEZ, JACQUES B. BRUNIUS, LUIS BUÑUEL, JUAN CASTAÑE, SIMONE COTTANCE, PAUL ÉLUARD, JUAN ESPLANDIO, PEDRO FLORES, VALENTINE HUGO, MANUEL ÁNGELES ORTIZ, PIERRE PRÉVERT, JOAQUIN ROQUA 

Argumento

Un hombre es apresado cerca del mar, cuando está tratando de hacer el amor con su pareja. Es arrestado, pero cuando le lleva a comisaría, comprueban que se trata de un afamado político.
Se va y se dirige a la casa de su amada, donde se está celebrando una fiesta.

Chistoso, imaginativo y muy irreverente film del maestro Buñuel, hecha con mucha mala baba y llena de buen cine.
Es cortita de duración, lo que lejos de agradecerse se le pudiera reprochar. Y lo digo porque finaliza en plena efervescencia de indelicadezas, de tiros en la diana de la hipocresía de la alta sociedad y de los miembros de la Iglesia. El espectador lo está pasando en grande y de repente finaliza la película. Hombre, no, no nos hagas esa putada, que lo estábamos pasando en grande…

Las punzadas al egoísmo de la alta sociedad y la jerarquías eclesiásticas son magníficas, con escenas antológicas como el obispo al que tiran por la ventana, la vaca en la cama, la escena de la estatua, la bofetada a la anfitriona…Todo insoportable por las autoridades y gentes de la derecha más reaccionaria del momento, que puso el grito en el cielo e intentó prohibir la película. Felizmente se pudo ver y todavía hoy, setenta y cinco años después (la vi en el año 2005), se conserva tan fresca como el primer día. 

Esto, cinematográficamente es una buena noticia, pero socialmente todo lo contrario, al comprobar, con mucha pena, que hoy en día no sólo no ha finalizado toda la inmundicia que aparece en la película, sino que incluso ha aumentado. El deseo de cortar la libertad y el deseo, sobre todo sexual, de los demás, y la hipocresía de ciertos estamentos sociales, hoy en día se produce con más virulencia que nunca, lo que nos debería llevar a una profunda reflexión.