ARREAU | Templos de Saint Exupèry y de Notre Dame
- En la orilla del rio La Neste de Louron encontramos una pequeña iglesia románica construida en el siglo XII. La iglesia está dedicada a Saint Exupèry y conserva su portada original.
¡Arreando, que es gerundio! Con estas palabras, pronunciadas por mi úlcera humana, aquella mañana de 2011 me vi nuevamente secuestrado y con billete de cabina en la boca para superar, desprovisto de collar metálico, arnés y en brazos de este intransigente, los arcos de seguridad de dos aeropuertos.
Eso me pasa por güeno. Debería haber aprendido de Saint Exupèry, aquel santo francés nacido en el siglo IV en aquella preciosa localidad francesa ubicada en el departamento de los Altos Pirineos de la región de Mediodía-Pirineos, que llegó a ser obispo de Toulouse alrededor del año 405 y que estaba tan decepcionado con sus feligreses como yo con mi lotero adoptivo, hasta el punto que decidió dejar Toulouse para volver a casa de sus padres en Arreau. Varios diputados de Toulouse fueron a Arreau a suplicarle al santo que volviera, pero Exuperio, tirando al suelo un báculo con el que se servía para caminar mejor, dijo que no volvería hasta que el báculo se cubriese de hojas y flores y, en aquel mismo instante, el báculo apareció con hojas y flores, regresando san Exuperio a Toulouse. Yo, ni eso.
En la orilla del rio La Neste de Louron encontramos una pequeña iglesia románica construida en el siglo XII. La iglesia está dedicada a Saint Exupèry y conserva su portada original.
Su tejaroz con canecillos lisos, con tres arquivoltas que descansan en capiteles decorados
en uno de los cuales aparece representado el santo de su advocación.
Y en su tímpano un hermoso crismón.
Su interior de nave única con bóveda de crucería, abierta con grandes ventanales en el lado crucería, grandes ventanales en el lado de la Epístola y un coro de estilo gótico, ambos del S. XVI. El campanario de base cuadrada y en esta parte con una ventana con columnillas y sus últimos cuerpos octogonales, el último abierto por ventanas triforas.
Esta Iglesia, arrasada en parte en el siglo XVI por una crecida del río, fue reconstruida en tal época, con su característica torre octogonal, conservando su portada románica con su crismón tipo oscense y la típica decoración taqueada cuyo origen encontramos en la ciudad de Jaca, desde donde se debió extender al resto de edificios religiosos que jalonan el camino de peregrinación a Santiago de Compostela ya que Arreau es zona del paso de peregrinos por el antiguo itinerario secundario del Camino, llamado Camino del Piedemonte.
En su interior, la nave es de estilo gótico flamígero tardío. El retablo mayor es del siglo XVII. En esta iglesia desde el siglo XVI tenían lugar las reuniones de los representantes de los 4 valles, de los Estats des Quatre Vallées. Junto a la entrada de la capilla, existe un edificio conocido como el colegio de San Exuperio. Fue construido (según la tradición) en el lugar de nacimiento del santo. Está fechado en 1554 por la inscripción del dintel de la puerta. Desde su origen, tuvo vocación escolar. En 1866, en muy malas condiciones, la ciudad decidió restaurarlo y transformarlo en un hospicio.
Atravesando el río y en su margen izquierda, se alza la iglesia parroquial de Notre Dame. Construida en el siglo XII, albergaba un cuarto de armas. Su campanario, en forma cuadrada que servía para defensa del pueblo, se alza con vistas al portal de acceso en la pequeña plaza dedicada a su patrona.
Con el paso del tiempo, los hermanos Ferrere iluminaron su interior ofreciendo su dominio dorado y la escultura, destacando un magnífico retablo que lleva patas y representa la Asunción de la Virgen que fue instalado en el siglo XVIII, cuando se abandonó la original advocación de Santa Catalina para cederla a la actual.
En suma, un lugar idílico, como extraído de alguna de las páginas de los cuentos infantiles que, al fin, me permitió soñar a pierna suelta. Eso si, entre las piernas sueltas de quien ya sabéis.