ÁVILA II | Templo de San Pedro
El templo de San Pedro Apóstol de Ávila se yergue en la plaza de Santa Teresa de esta ciudad, junto a sus legendarias murallas y su puerta del Alcázar.
Se trata de un templo románico edificado entre los siglos XII y XIII. Al igual que otras iglesias románicas de la ciudad, ésta de San Pedro denota la influencia de la corriente leonesa que le llega como consecuencia de la repoblación de la que fue objeto la ciudad por gentes venidas de Asturias y León, respondiendo a la llamada del rey Alfonso VI.
Estructuralmente presenta planta de cruz latina y cuenta con tres naves y tres ábsides.
En el tambor del ábside central aparece dividido, mediante columnillas adosadas que finalizan rematadas por capiteles historiados, en tres secciones provistas de vano abierto que se adorna de columnas con curiosos capiteles,
mientras que los absidiolos, divididos en dos secciones conservan ventanas cegadas con igual disposición y ornamento.
Su exterior es perfectamente reconocible gracias al gran rosetón que muestra su fachada principal sobre la portada de acceso; un típico elemento cisterciense de la época de transición entre el románico y el gótico, que aquí aparece compuesto por pequeñas columnillas radiales que parten de un círculo concéntrico, y en cuyos espacios interiores se distribuyen los vitrales.
Bajo él queda la portada, amplia y sencilla, formada por arquivoltas lisas, excepto la exterior y que queda protegida y separada del rosetón mediante un sencillo tejaroz.
Todo el cuerpo central de esta fachada, portada y rosetón, queda enmarcado entre dos poderosos y sobrios contrafuertes rematados por pináculos calados, que anuncian ya la llegada del gótico.
En el lienzo Sur se abre otra portada, menos impresionante que la anterior pero de similares características en sus arquivoltas que apean sobre sendas columnas rematadas por capiteles labrados y que protege un pequeño tejaroz entre contrafuertes que la separa del vano superior.
Bajo el alero, una serie de canecillos de no muy fina factura.
Y así, yendo y viniendo como un "cinguillo", tuve que ir radiando mis apuntes a esta panda que se autointitula y van por la vida de románicos en movimiento, pero que más que vivir con pasión el románico se dedican a pasar la vida a tragos.