BARCA | Templo de Santa Cristina
Había estado ya allí dos años antes, por lo que cuando en agosto de 2009 volvieron a celebrar "concilio" ya me sabía yo la historia del curioso pueblo interior en esta zona de Almazán y hasta la leyenda del templo que íbamos a ir a visitar. Accedimos a través de un puente sobre el río Duero y a la entrada, por la parte oriental, del templo una imponente escultura de barca metálica te da la bienvenida a este pueblo soriano: Barca.
Desde 1136 aparece citado en el diploma diocesano del cardenal Guido como "Barcam", seguramente y según nos explicó el vecino de turno porque antaño el caudal del río era tan generoso que la salida y entrada al pueblo sólo podía realizarse a través de una barca, a lo que yo, para mis adentros, me descojonaba de la risa pues ante el asentimiento de esta tropa que elogiaba al paisano por su ilustrada explicación, yo tenía entendido que bar-k- corresponde a un prefijo que significa hondonada, vega junto al agua". Lo de la advocación de su templo resulta más difícil de comprender, porque dedicarle en este lugar interior un templo a una pobre mártir italiana martirizada por su propio padre quien acabaría arrojándola al mar con una piedra atada al cuello, bajo el imperio de Diocleciano, y que fue salvada por tres ángeles, no se relaciona muy bien con todo esto, a no ser que se la intente relacionar con la leyenda que afirma que su cuerpo incorrupto está en Osma.
Construida en el siglo XII son escasos los restos románicos que nos dejaron las modificaciones de los siglos XVII y XVIII, aunque afortunadamente podemos contemplar su galería porticada adosada al muro sur, de sillería arenisca, cornisa con canes lisos e historiados, hojas y la foránea incrustada de hombre a caballo y mudéjar con libro.
Arquería central sencilla con arco central al que acompañan cinco arcos y medio a la izquierda y tres a la derecha, decorados con capiteles de palmetas y ábacos lisos.
Lo más relevante de su arquería son los apoyos extremos que no son fustes, sino cariátides adosadas que, aunque irreconocibles por su deterioro, parecen inspirarse en alguna romana.
Conserva su portalada románica con arquivolta decorada en moldura de bocel y guardapolvos sogueado, raro en la zona de Almazán.
Su interior, ya barroco en donde nos llamó la atención su pila baustimal románica, por lo que nos trasladamos a la placeta adyacente donde un jardincillo hacía mis delicias fisiológicas mientras veía colgar en su "picota" a uno del grupo.
Y es que... ¡ algo malo habría hecho!.