GRAN GUÍA TEMPLOS ROMÁNICOS
Templo de San Pedro
Fue en esta ocasión de 2007 y en la posterior de 2012, cuando le enseñé a mi mascota humana a diferenciar los conceptos entre lo que "no puede ser" y lo que es "imposible". En el año 967 aparece el pueblo en documentos como "La Lausa". En el siglo XVIII, aparece La Losa en un mapa del Arzobispado de Toledo. Fue un pueblo dedicado a la industria y al ganado lanar que remonta su historia a 1515 cuando se fundó una importante casa de esquileo por el Sr. Marqués de Santiago.
El origen del nombre "Llosa" viene del latín (clausa) que significa tierra de labranza cerrada o cercada. Y cerrado y cercado con alambre de espino se encuentra este templo románico de propiedad particular que siempre fue y sigue siendo la obsesión de mi mascota humana por comprarlo, habilitarlo, rehabilitarlo y ocuparlo.
Situado a unos escasos diez kilómetros al sureste de Segovia, pervive en pie, en una despoblada finca privada, el templo de San Pedro como único superviviente de una población medieval, que se construyó a base de adobe, gracias a que a él se le edificó con sillares y mampostería allá por el año 1250.
Cabecera y nave. Sencillo.
Exteriormente, cilindro absidal dividido en tres lienzos por semicolumnas adosadas con plintos.
Ventanas aspilleradas con arquivoltas que reposan en capiteles sobre columnillas.
Óculo cegado
Portadas en norte y sur. La primera, con tres arquivoltas y baquetón que cubre un tejaroz con nueve canecillos.
La segunda, con dos arquivoltas protegidas por taqueado y apeadas en columnas con capiteles vegetales
Cabecera y nave exterior, cubierta a dos aguas, resguardan sus deteriorados canecillos silenses.
En el interior, cabecera con presbiterio de cuarto de esfera apuntado.
Tres vanos iluminan la nave y se decoran con arquivolta y baquetón sobre capiteles.
Nave de tres tramos con arcos fajones de los que el triunfal, apea sobre dos impresionantes capiteles.
El del lado sur, con sirena de doble cola perseguida por su impenitente sagitario
y acompañada de personaje con cota de malla desquijarrando a un león y a un centauro
El opuesto, con una lucha de caballeros
asistidos por bestiario lateral.
Y así fue aquella aventura de poder entrar por la verja de alambre de espinos ( lo que no puede ser)
y penetrar en su magnífico interior ( lo imposible).