Visitar Montañana es regresar al pasado. No lo dudes. Este precioso pueblito oscense que marca la frontera entre dos Comunidades (Aragón y Cataluña) y dos provincias (Huesca y Lérida) accesibles y comunicadas por su famoso puente que da nombre al núcleo principal, es un conjunto medieval abandonado que en invierno habitan unas cuatro o seis familias y en verano unas docenas de habitantes alguna semana. Está declarado Bien de Interés Cultural.
Allí rompí mi sempiterna reticencia a comer cargols a la llauna y, pese a la más de media docena de veces que lo visité, nunca llegué a despejar mis dudas. La primera su nombre, Montañana, aunque en el año 916 aparece en el Cartulario de Alaón como Fontagnanay, y luego su templo alto, antiguamente de San Martín y ahora dedicado a una Nuestra Señora de Baldós.
Lo del nombre, intento explicármelo recurriendo a la historia. En 1017 es ocupado por Ab-delmalik que lo conserva hasta 1020 borrando cualquier documentación histórica hasta que Ramón III de Pallars Jusá y Sancho III el Mayor deciden asociarse para recuperarlo y ya en 1030 Arnaldo de Tost ofrece como regalo de matrimonio a su esposa Arsenda el castillo de San Martín de Montañana al que se refiere la tenencia en 1177 por Berenguer de Montañana y su mujer Felicia. Es decir, que las tenencias de los nobles acaban por acomodar el nombre del castillo fortificado y el conjunto eclesiástico a Montañana y no a Fontañana.
El castillo o los restos que quedan, se alza sobre el espolón sur del barranco. La torre es de sillarejo combinado con mortero y cal con huecos rellenos de ripio. La planta baja, sin entrada, se dedica a almacén teniendo acceso en el primer tramo. Se accede a este recinto amurallado mediante arco de medio punto en sillarejo.
Altura de 15 metros. Solo los pisos superiores tienen vanos.
Dedicado a San Martín, comparte espacio con el templo de Nuestra Señora de Baldós.
Y de nuevo me surge la duda. ¿Habéis oído alguna vez una Virgen titulada de Baldós?. De la encina, de la cueva, de la paloma, ... de todo tipo pero ¿de baldós? Pues ahí va lo bueno, queridos: su denominación obedece a una leyenda de 1412 que habla de la curación de su imagen a un pastor "baldao".
Fuera como fuese, nos encontramos con un templo que, consagrado en 1026 por el obispo Borrel y edificada por el maestro Bonfill, en advocación originaria a San Martín, se presenta con estampa de cruz griega por hipertrofia de los brazos norte y sur. Cabecera con ábside único semicircular y ortodoxa orientación. Ventanal centrado de doble derrame bajo arco de medio punto contrapuesto. Portada meridional de seis arquivoltas con puntas de diamante.
Tímpano con Maiestas Domini barbudo, con nimbo crucífero, bendiciendo con la derecha y con el Libro de la Vida en la mano izquierda. Dos ángeles lo acompañan y sostienen. Surgen entre nubes con alas desplegadas.
Arquivolta izquierda con capiteles del Pecado. El primero, con el Pesaje en honor al patrón originario, San Miguel. El segundo dios amenazante de la Expulsión con ángel y el Libro de la Sabiduría. El tercero, el Pecado Original. El cuarto, las consecuencias: trabajan la tierra y la rueca. El último, la usura, con personaje con bolsa atada al cuello que es mordido en las mejillas, rasgado en el pecho con las patas anteriores y el pubis con las posteriores( referencia a los pecados capitales, envidia, pereza, soberbia, lujuria...)
En la parte derecha, la historia de la Redención: Sacrificio de Isaac y alianza, entrega de tablas a Moisés, San José con su bastón tau, la Anunciación con paloma y arcángel Gabriel, Resurrección de Cristo y Noli mi tangere.
Interiormente, este templo se cubre con bóveda de cañón apuntada. Nave con arcos torales reforzados sobre pilastras y a los pies el coro. En su capilla gótica, pinturas del siglo XIII con la Flagelación, Prendimiento y Beso de Judas.
La torre campanario de planta cuadrada y tres pisos, los dos primeros ciegos, y los superiores con vanos.
Desde el mismo cerro, si te asomas al barranco, encuentras el templo de San Juan.
Se accede desde el puente románico de la entrada por camino a la izquierda.
Portada de cuatro arquivoltas sobe imposta donde se desarrollan escenas del bautismo de Jesús y degollación del Bautista, patrón de la Orden hospitalaria que lo regentó en el siglo XII y principios del siguiente.
Bonita y exclusiva experiencia. Bonito románico en estado puro y regreso a la época medieval.