Fotograma de la película.
Ya está, ya se sabe la película que irá a representar a España a los Oscar, ni más ni menos que Blancanieves de Pablo Berger. Una cinta muda, en blanco y negro, que precisa de orquestación en vivo y que es una desconocida para el gran público.
Una sencilla prueba. Si ustedes están leyendo estas líneas es probable que sean personas interesadas por el cine y la cultura, así que sabrán de esta adaptación del clásico cuento infantil. Pero hagan la prueba y pregunten a sus amigos y saquen sus conclusiones. Pero este escrito no pretende entrar en los motivos de la elección de este filme, ni hacer crítica del mismo ya que la apuesta merece tener la oportunidad de probarse a sí misma. Pero lo que es innegable es que de forma internacional y ante todo el panorama audiovisual mundial se propone que este país sea visto de una manera de la que se llevan décadas huyendo.
La España cañí, esa que tan habitual era en otras épocas pasadas ha vuelto. Tenía su sentido en las producciones hechas al término de la guerra y en la dictadura, entre otros motivos por ser precisamente lo que existía y aunque se intentara maquillar han quedado como clara y eterna muestra del atraso que se sufría, de la pobreza capital y de la diferencia de clases. También se mostraba la vida rural, el entretenimiento del pueblo y otros muchos hechos que es de agradecer que se reflejaran para así no olvidarlos.
Caer hoy en eso puede ser un tremendo error.
La película propuesta recoge el mito de Blancanieves, igual que las dos espectaculares películas americanas de hace meses, y se adentra en un blanco y negro muy cuidado además de proponer al espectador una nueva forma de ver cine, que no es descabellado pensar que dentro de unos años se la considerada a su tiempo por esto mismo. Pero también plantea como parte principal de la trama el tema del toreo y es que será la niña protagonista del cuento (jovencita en este caso) la que adquiera ese trabajo.
Llama la atención que aunque es sabido que se llevara tiempo trabajando en esta película la misma se haya terminado y lanzado a las pantallas, a pocas, en un momento en el que Televisión Española ha decidido recuperar esta mal llamada “fiesta nacional” que cada vez es más y más minoritaria. “Es ficción” dirán unos y tendrían razón si no fuera por un simple hecho, por la supuesta muerte de tres animales en el curso del rodaje (pueden leerlo aquí http://metonima.com/polemica-muerte-de-toros-en-la-blancanieves-de-pablo-berger/) que le ha costado un disgusto a Pablo Berger que indica que no fue así.
Todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario, así que no se romperá aquí una lanza a favor de nadie (ni en contra), pero sí se planteará una cuestión y es que si se no se hacen películas que hagan apología de la violencia, del maltrato, de las diferencias raciales ¿es ético llevar a los Oscar una en la que se muestra claramente esta tortura hacia animales inocentes?
El presidente Mariano Rajoy, indicó no hace mucho en referencia a las cada vez más constantes quejas de los ciudadanos que “la inmensa mayoría de los españoles no se manifiesta” y es cierto, nadie podría decir que no, pero también sucede que la gran mayoría de los ciudadanos no están a favor del toreo ni de la permisividad que existe respecto a este.
La valía artística de Blancanieves no se pone en duda, pero sí lo acertado de llevar al panorama internacional una producción que muestra una España blanca para unos y negra para otros.
Mucha suerte en los Oscar, Pablo Berger.
Ruta 42
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