Dentro de los perdedores de la bajada del precio del petróleo Rusia se lleva la palma. Esta semana, cuando el barril Brent, está en torno a los 60$, los números de la Federación Rusa comienzan a tambalearse. En los últimos dos días el rublo ha bajado su cotización un 50% respecto al dólar y ha cundido el pánico entre los reguladores de la Federación. El un desesperado intento por mantener el rublo, el Banco Central ruso subió los tipos de interés de 10'5% al 17%, pero la moneda ha seguido cayendo en picado. La situación de la economía rusa ha entrado tan en barrena que se ha abierto una página, zenrus.ru, donde se puede seguir el cambio frente al dólar, euro y el precio del barril Brent. El segundo indicador del mal estado de la economía rusa es que las tiendas están empezando a rotular discretamente en dólares o en euros. A esto se le une una leve desaceleración china, lo que provoca un descenso en la demanda de petróleo, acentuando su descenso. La subida de los tipos de interés buscaba frenar la caída del rublo, evitando así la inflación al reducir la oferta monetaria. Pero muchos expertos han subrayado el mal paso dado por el Banco Central, ya que al reducir la oferta monetaria también reducen el crédito en una época en la que muchas empresas les está vetado el acceso a los mercados internacionales en busca de financiación. Muchas de las grandes empresas rusas tienen que hacer frente a pagos de deuda que, con la devaluación del rublo tendrán que hacer un mayor esfuerzo para pagar en dólares cada vez más fuertes. Por eso la reducción del crédito puede suponer un mayor escoyo. Aunque el estado de la deuda pública rusa es bastante saludable, apenas el 14% del PIB, corre el peligro de se viva una situación similar a la española. La deuda privada ha aumentado de 100.000 millones de dólares a 700.000 en menos de diez años y, debido a las sanciones y la falta de liquidez, podría suceder que el Estado ruso saliese al auxilio de sus grandes empresas. La alianza entre el Kremlin y los grandes oligarcas no le dejaría a Putin otra opción, produciéndose un trasbase entre la deuda privada a la deuda pública.
Dentro de los perdedores de la bajada del precio del petróleo Rusia se lleva la palma. Esta semana, cuando el barril Brent, está en torno a los 60$, los números de la Federación Rusa comienzan a tambalearse. En los últimos dos días el rublo ha bajado su cotización un 50% respecto al dólar y ha cundido el pánico entre los reguladores de la Federación. El un desesperado intento por mantener el rublo, el Banco Central ruso subió los tipos de interés de 10'5% al 17%, pero la moneda ha seguido cayendo en picado. La situación de la economía rusa ha entrado tan en barrena que se ha abierto una página, zenrus.ru, donde se puede seguir el cambio frente al dólar, euro y el precio del barril Brent. El segundo indicador del mal estado de la economía rusa es que las tiendas están empezando a rotular discretamente en dólares o en euros. A esto se le une una leve desaceleración china, lo que provoca un descenso en la demanda de petróleo, acentuando su descenso. La subida de los tipos de interés buscaba frenar la caída del rublo, evitando así la inflación al reducir la oferta monetaria. Pero muchos expertos han subrayado el mal paso dado por el Banco Central, ya que al reducir la oferta monetaria también reducen el crédito en una época en la que muchas empresas les está vetado el acceso a los mercados internacionales en busca de financiación. Muchas de las grandes empresas rusas tienen que hacer frente a pagos de deuda que, con la devaluación del rublo tendrán que hacer un mayor esfuerzo para pagar en dólares cada vez más fuertes. Por eso la reducción del crédito puede suponer un mayor escoyo. Aunque el estado de la deuda pública rusa es bastante saludable, apenas el 14% del PIB, corre el peligro de se viva una situación similar a la española. La deuda privada ha aumentado de 100.000 millones de dólares a 700.000 en menos de diez años y, debido a las sanciones y la falta de liquidez, podría suceder que el Estado ruso saliese al auxilio de sus grandes empresas. La alianza entre el Kremlin y los grandes oligarcas no le dejaría a Putin otra opción, produciéndose un trasbase entre la deuda privada a la deuda pública.