La actual situación de crisis española esta afectando a todos los frentes de la vida del país, económico, social, institucional y moral. Han corrido ríos de tinta en el aspecto económico. Tantos, que de un tiempo a esta parte nos hemos convertidos en auténticos expertos en prima de riesgo, agencias de calificación y rating. En la vertiente política la crisis arrecia a todas las instituciones del Estado: la Justicia, el Gobierno, el Parlamento, la Jefatura del Estado y las Comunidades Autónomas. La esfera política parece estar podrida a todas las escalas. El escándalo puede surgir desde el municipio más pequeño has la más importante Comunidad, el Gobierno e incluso la Corona. El partido en el gobierno probablemente se haya financiado ilegalmente desde su refundación en los años ochenta. La Corona se encuentra inmersa en medio de un escándalo de corrupción que salpica a la hija de SM y la imagen del propio monarca ha caído tras una cacería de negocios. Ante esto, y debido a nuestra imperiosa necesidad de encontrar una causa pretérita de todo acontecimiento presente, muchos anatistas patrios y extranjeros se han lanzado a la caza del antecedente perdido. Hace poco ha salido publicado en un semanario alemán que la causa de la corrupción endémica de nuestra imperfecta democracia se debe a los errores y asuntos pendientes legados por la Transición a la democracia. Personalmente no podría estar más en desacuerdo, no solo con el contenido sino también con el mensajero. La Transición es, posiblemente, el período de la democracia española donde los políticos actuaron con mayor decencia y mayor ética. Y ésto es debido a lo delicado del período, a que la necesidad de consensos para que la situación no explotase hizo que los políticos actuasen con suma cautela en el ejercicio de su cargo.
La actual situación de crisis española esta afectando a todos los frentes de la vida del país, económico, social, institucional y moral. Han corrido ríos de tinta en el aspecto económico. Tantos, que de un tiempo a esta parte nos hemos convertidos en auténticos expertos en prima de riesgo, agencias de calificación y rating. En la vertiente política la crisis arrecia a todas las instituciones del Estado: la Justicia, el Gobierno, el Parlamento, la Jefatura del Estado y las Comunidades Autónomas. La esfera política parece estar podrida a todas las escalas. El escándalo puede surgir desde el municipio más pequeño has la más importante Comunidad, el Gobierno e incluso la Corona. El partido en el gobierno probablemente se haya financiado ilegalmente desde su refundación en los años ochenta. La Corona se encuentra inmersa en medio de un escándalo de corrupción que salpica a la hija de SM y la imagen del propio monarca ha caído tras una cacería de negocios. Ante esto, y debido a nuestra imperiosa necesidad de encontrar una causa pretérita de todo acontecimiento presente, muchos anatistas patrios y extranjeros se han lanzado a la caza del antecedente perdido. Hace poco ha salido publicado en un semanario alemán que la causa de la corrupción endémica de nuestra imperfecta democracia se debe a los errores y asuntos pendientes legados por la Transición a la democracia. Personalmente no podría estar más en desacuerdo, no solo con el contenido sino también con el mensajero. La Transición es, posiblemente, el período de la democracia española donde los políticos actuaron con mayor decencia y mayor ética. Y ésto es debido a lo delicado del período, a que la necesidad de consensos para que la situación no explotase hizo que los políticos actuasen con suma cautela en el ejercicio de su cargo.