Decía Jean Marie Le Pen, a tenor de la expulsión de gitanos por Sarkozy, que la gente entre el original y la copia vota siempre al original. Y el domingo, en la segunda vuelta de las municipales francesas, se ha vuelto a demostrar. El Partido Socialista Francés se ha dado el batacazo del siglo al perder numerosas alcaldías y al quedar detrás de la UMP. Pero las elecciones municipales siempre suelen dar un correctivo al partido en el Elíseo. Entonces, ¿Qué tienen de diferente estas elecciones municipales? Pues varios matices. Lo que llama la atención en primer lugar es la dimensión de la debacle, una cosa es un castigo al ejecutivo y otra muy distinta que los números canten que pocos de tus votantes se han levantado siquiera para salvar los muebles. Los socialistas mantienen París y Lyon pero pierden casi todo lo demás. En segundo lugar, la derrota del pasado domingo ha obligado a Hollande a prescindir de su PM y amigo en favor de su ministro mejor valorado (y posible rival político) Manuel Valls. Éste barcelonés debe ser el único liberal dentro del PSFr, tanto que hasta abogó por cambiarle el nombre al partido, pero que, lejos de imprimir un cariz neoliberal a su gobierno, ha nombrado a los más proteccionistas y estatalistas para las carteras de economía, presupuestos e industria.
Decía Jean Marie Le Pen, a tenor de la expulsión de gitanos por Sarkozy, que la gente entre el original y la copia vota siempre al original. Y el domingo, en la segunda vuelta de las municipales francesas, se ha vuelto a demostrar. El Partido Socialista Francés se ha dado el batacazo del siglo al perder numerosas alcaldías y al quedar detrás de la UMP. Pero las elecciones municipales siempre suelen dar un correctivo al partido en el Elíseo. Entonces, ¿Qué tienen de diferente estas elecciones municipales? Pues varios matices. Lo que llama la atención en primer lugar es la dimensión de la debacle, una cosa es un castigo al ejecutivo y otra muy distinta que los números canten que pocos de tus votantes se han levantado siquiera para salvar los muebles. Los socialistas mantienen París y Lyon pero pierden casi todo lo demás. En segundo lugar, la derrota del pasado domingo ha obligado a Hollande a prescindir de su PM y amigo en favor de su ministro mejor valorado (y posible rival político) Manuel Valls. Éste barcelonés debe ser el único liberal dentro del PSFr, tanto que hasta abogó por cambiarle el nombre al partido, pero que, lejos de imprimir un cariz neoliberal a su gobierno, ha nombrado a los más proteccionistas y estatalistas para las carteras de economía, presupuestos e industria.