CUANDO ENTONCES, Y AHORA
Hasta los veinte años,
mi vida, aunque angustiosa,
fue una línea recta.
Luego, a partir de ahí,
mi vida se tornó
en curvas violentas,
como serpientes del mal.
Y yo intentaba liberarme.
Y yo intentaba liberarme.
Más no podía.
Por ciencia, Dios o por fortuna
logré abrir la jaula,
y, aunque, con torpeza, al menos vuelo.
El secreto de la vida está
en no quedarse
en una de esas
curvas peligrosas.
Veo próxima,
en la que posarme,
la rama de la alegría.
Eduardo Bravo Domínguez. Nada es inocente. Canalla Ediciones, 2016.