La adaptación a la escuela es un momento complicado para las familias y se vive de forma muy distinta en cada niño. Sin embargo hay algunas cosas que suelen repetirse en los bebés que empiezan la guardería por primera vez o bien cuando tiene que adaptarse de nuevo al colegio después de las vacaciones.
Si nos ponemos en la piel del niño, entenderemos que es completamente lógico que les de miedo y les inquiete el hecho de ir a la guardería porque:
1. Es un sitio nuevo que no conoce. No saben dónde están las cosas ni cuáles son las normas. Si a los adultos nos estresa el no conocer nuestro entorno, imaginemos a un bebé o a un niño pequeño que no cuenta con recursos propios para relajarse y tranquilizarse. Cuando un adulto está nervioso llama a su pareja o a un amigo, lee un libro, practica yoga, se toma una tila, hace deporte…¿qué se yo? pero cuando un bebé se estresa ¿qué puede hacer para gestionar el estrés? pues nada…llorar.
2. Hay muchos niños que son extraños. A nosotros nos parecerán inofensivos y monísimos, pero a ellos, que son de su tamaño, les pueden asustar e intimidar.
3. No tienen un adulto de referencia con el que conectarse. Sus padres no están y la profesora todavía es una desconocida, por lo que se sienten desvalidos y con razón.
4. Sienten miedo al abandono de sus padres. Un niño no mide el tiempo igual que un adulto, para él tres horas son una eternidad y no está seguro de si van a ir a buscarle o de si va a quedarse para siempre en ese lugar extraño.
¿Y cómo podemos ayudarles?
De muchas maneras distintas. La primera y principal es la elección de una buena guardería que sea acorde a vuestra manera de criar al niño.
¿por que digo esto? pues porque hay algunas guarderías por ahí que a mi me dan pánico…y además, cuanto más similar sea vuestra forma de tratar al niño, menos cambio notará él, más fácilmente se adaptará y más seguros estaréis vosotros de lo que estáis haciendo.
Aparte de la elección de la guardería hay algunos consejos que pueden ayudaros a sobrellevar lo mejor posible este momento:
1. Alargar el periodo de adaptación lo máximo posible. Si se puede hacer en tres semanas, mejor que en tres días. Ya sé que a veces esto no es posible, pero es lo ideal.
Lo suyo sería empezar una semana con un par de horas al día, a la semana siguiente tres o cuatro, a la siguiente cuatro o cinco y a la siguiente horario completo.
2. Intentar que los padres puedan estar presentes por lo menos un par de días durante la estancia en la guardería para que el entorno no sea tan desconocido para el niño.
3. Llevar un peluche o un muñeco de casa. Les sirve de unión entre su casa y el cole, pueden cogerlo y abrazarlo y acordarse de su casa, su habitación, sus juguetes…
Algunos coles no permiten que los niños lleven juguetes o peluches, pero yo sugiero que se lleve aunque sea “escondido” en la mochila. El niño sabrá que su muñeco está ahí aunque su seño no lo sepa
4. Explicarle cuando iréis a buscarle y no lleguéis tarde por favor. Por ejemplo, después de comer vendremos a por ti o antes de la siesta. Él esperará ese momento y no debe quedarse esperando ni siquiera diez minutos.
5. Compensar el tiempo perdido. Intentando disfrutar el máximo tiempo posible con el niño: jugando, yendo al parque, leyendo cuentos, bañándoos con él, durmiendo con él, etc.
6. Tener mucha paciencia. Lo lógico es que las primeras semanas necesite muchos más mimos de lo normal, más brazos de lo normal y llore más de lo normal.
Hay que ser un poco más flexible en esta etapa, ya que el niño también está haciendo un esfuerzo importante, por lo menos que obtenga algún beneficio
7. No dejar al niño con nadie a no ser que sea necesario. En estas semanas habrá que posponer el cine y las cenitas con amigos. El niño ya tiene bastante con la adaptación a la guardería como para tener que lidiar con una nueva separación de sus padres. Obviamente si tenéis que acudir al hospital, el niño no podrá ir con vosotros, pero por ejemplo si tenéis que acudir a un boda, el niño puede asistir con vosotros y así tenéis excusa para iros pronto a casa
8. Levantaros pronto y no vayáis corriendo. Empezar el día con prisas y agobios no es la mejor manera de adaptarse a la guardería. Si os levantáis pronto y podéis desayunar tranquilos, conversar un rato o incluso jugar un poquito, seguro que el niño acepta mejor la separación.
¿y los papás y mamás no sufren?
Pues si, los padres de la criatura (y cuando digo padres, me refiero a padres y madres) también tienen que sufrir su propio periodo de adaptación.
Echarán muchísimo de menos a su bebé y tendrán que echar mano de todos sus recursos de adulto para no estar más nerviosos de lo habitual…
En cualquier caso, todos estos consejos, también ayudan a los padres, porque así ellos también se adaptan poco a poco a la nueva situación.
¿Y vosotros tenéis alguna idea que aportar?