Hoy me crucé con dos artículos que me hicieron reflexionar y que me ayudan a retomar ese camino propuesto.
Uno de ellos es la entrada de hoy en el blog de Paul Sellers donde se lamenta y descarga porque de los curriculums escolares del Reino Unido se están retirando las materias técnicas y de taller, él se enfoca, por supuesto, en su área de interés: la madera, y después de exponer su punto de vista sobre lo valioso que es ese entrenamiento a nivel escolar termina su escrito con una gran verdad: "Los políticos y los economistas nunca comprenderán otra cosa que aquello que puedan comprar o vender. Ellos nunca comprenderán el arte, la creatividad y el trabajo asociado a ellas y sin embargo les permitimos devastar esas esferas creativas tan críticas para nutrir el desarrollo del trabajo calificado y, por supuesto, nuestro bienestar y el bienestar de nuestros niños."
El otro fue un testimonio presentado ante el Congreso de los Estados Unidos por John Ratzenberger el 12 de mayo pasado exactamente en la misma tónica e intención solo que esta vez relativo a lo que sucede en el mercado laboral y en el ámbito de la pequeña y mediana empresa de USA y su relación con la falta de mano de obra calificada; él se enfoca en lo que ha sucedido en USA desde que se comenzaron a eliminar estas materias técnicas y de taller del curriculo hace décadas y sus consecuencias para el presente; según él al día de hoy en USA hay cerca de 600.000 puestos de trabajo que no han podido ser llenados por falta de personas con las habilidades y el conocimiento técnico necesarios. Ratzenberger lo lleva incluso al extremo de presentar el asunto como una seria amenaza pues la carencia de esas habilidades y conocimientos prácticos de primera mano podrían "llevar al colapso de nuestras infraestructuras."
También termina su testimonio con algo que vale la pena reproducir: "Esto, al final del día, es lo que terminará por destruirnos porque tenemos un montón de gente que básicamente solo son procesadores de comida. Que no son capaces de construir nada ni de hacer nada; que pueden hablar largamente sobre muchas cosas pero, en términos prácticos, no pueden construir nada."
Si esto es así para ellos ¿qué queda para nosotros?.
Este tema no es algo que se pueda resolver en nuestro presente y su tragedia que lógicamente ocupa todos los espacios y energías, es algo que hay que pensar para mañana, como lo están haciendo ellos y es mas urgente para nosotros que para ellos.
La dependencia tecnológica de Venezuela es proverbial, es una realidad tan constante y palpable que se llega al punto que cuando un ingeniero, médico o técnico venezolano "produce" un verdadero avance en su campo o alcanza una posición de privilegio entre sus pares es prácticamente noticia de primera plana y muy probablemente produjo ese avance o logró esa preeminencia trabajando en universidades, laboratorios o empresas en el extranjero; las excepciones son tan notables como escasas... y aunque esto también hay que cambiarlo no es a esto a lo que se refieren estos artículos.
Aquí nos están hablando del nivel técnico medio y bajo, de la mano de obra calificada, de aquellos que en efecto toman en sus manos las herramientas y HACEN las cosas, fabrican, construyen, reparan, crean y de como todo ese sector de la economía (y con él toda esa masa de conocimientos) está desapareciendo de sus mercados laborales y de las consecuencias que esto tiene y tendrá.
A las escuelas técnicas industriales en Venezuela se las tiene en tan baja consideración que hasta Caldera las eliminó en su primer mandato por la via de un decreto que las despojaba de su identidad institucional y académica y las asimilaba, de mala manera, a la educación secundaria convirtiéndola en una rama de esta; luego fueron reinstituidas por Carlos Andrés Pérez en 1976 pero siempre casi casi al margen del sistema educativo público en general y siempre con graves limitaciones y problemas presupuestarios y de infraestructura; la mayoría de ellas fueron localizadas en zonas rurales (lo cual tiene sentido si se trata de escuelas técnicas agrícolas) y, tal como para tantos lo es el alistarse en el ejército, fueron durante muchos años la única opción de educación para muchos, la oportunidad de lograr un título equivalente al de bachiller al tiempo de adquirir los conocimientos elementales y rudimentarios de algún oficio que les sirviera de entrada al mercado laboral.
En el 91 hubo un intento por ampliar el alcance de las escuelas técnicas e incluso una propuesta interesante por parte del empresario Hans Neumann, miembro de la comisión intersectorial que estudiaba la forma de mejorar este sector de la enseñanza. Neumann propuso crear un sistema similar al alemán, en el que se le daba al joven su formación escolar y al mismo tiempo un puesto de trabajo, era en cierta forma retomar el concepto de "aprendiz" pero ampliado mas allá del estricto ámbito de un oficio y llevado al ámbito de una educación general equivalente al bachillerato; la propuesta pasaba por convertir estas escuelas en asociaciones civiles con representación del ministerio, gobernación, docentes, padres y representantes, etc pero en aquella época el tema de las "Asociaciones Civiles" apenas estaba desarrollándose en Venezuela y además la propuesta tuvo una fuerte oposición de los docentes.
El intento mas reciente de refundar y repotenciar las escuelas técnicas ocurrió en el 2000 con la creación del proyecto de las escuelas técnicas robinsonianas que pretendía la dotación, reparación, actualización, etc de los planteles, talleres y curriculos de las escuelas técnicas...bueh.... para medir el poco alcance que tuvo esta iniciativa "revolucionaria" basta visitar cualquier escuela técnica y constatar el estado calamitoso en que se encuentran...
El siguiente paso en la escala o camino académico a ese nivel no existe en el sistema público mas allá de lo que aportó el INCE (no se cómo lo llaman ahora y no me atrevo a imaginar lo que aportan después de su politización) que no fue poco a lo largo de su existencia pero siempre fue insuficiente y limitado tanto en capacidad como en alcance y además sectario, por ejemplo, a mi me negaron la posibilidad de cursar estudios en el INCE porque ya tenía títulos académicos de nivel superior ¿política de la institución?, ¿mala suerte?, no lo se, el caso es que lo intenté dos veces, una vez en la "cuarta" y otra vez en la "quinta" con los mismos resultados.
Y la oferta de institutos privados es bastante costosa por lo que deja por fuera a la gran mayoría de los que en verdad podrían aprovechar y beneficiarse de esas opciones.
En la materia "Educación para el trabajo" a mi hijo le enseñan (y muy mal por cierto) rudimentos de contabilidad... ¿en serio?, pienso en lo poco que, de cara al "trabajo" me ayudó a mi que a su edad me enseñaran mecanografía... ¿y si él quiere ser biólogo, músico, arquitecto, médico o mecánico o ebanista?, no se que enseñarán en otras escuelas y colegios pero, no puedo pensar en algo mas inútil que esos rudimentos de contabilidad, a mi al menos la mecanografía me sirvió para escribir mis trabajos escolares con relativa rapidez y eficiencia en aquella vieja Olivetti roja que teníamos en casa.
Esta materia es como el apéndice que todos llevamos por dentro, a un lado del ombligo, ocupa espacio, no tiene ninguna función, no sirve a ningún propósito práctico... o como el coxis, ese huesito al final de la columna, el último vestigio que queda de nuestras colas de la época en que aun trepábamos y nos colgábamos de los árboles como cualquier otro primate, un recuerdo de algo que ya no tiene sentido; una solución de compromiso al imperativo de enseñar a los muchachos algo que los prepare para su futuro como empleados... (porque es así, el sistema educativo no piensa a los jóvenes como futuros empresarios)
Venezuela es un país de "toderos", todos le echan pichón a cualquier cosa, todos se animan a "echarle llave" al carro, a pegar bloques y levantarse un ranchito, a empatar cables y llamarse electricistas, a manosear y golpear masas y presentarse como panaderos...
Pero no hay un apendizaje formal, la instrucción es puramente empírica y adquirida directamente en el lugar de trabajo y en muchos casos se limita a la formación como operarios de una o dos máquinas o procesos sin un conocimiento real de la generalidad del oficio y por tanto con una visión deformada y limitada de este... a la vista están millones de costosas chapuzas, en las casas de cualquiera, en las empresas, en los ediificios y en las calles, nadie me lo podría negar... ahí están... por todos lados y ese "desmoronamiento de nuestra infraestructura" que teme Ratzenberger para USA es para nosotros una realidad cotidiana y de vieja data, tanto a niivel público como privado.
Una vez, durante un seminario, mi profesor Roig dijo que nosotros dejábamos la universidad, (y el sistema educativo en general), "con un mar de conocimientos... pero un mar con la profundidad de una uña..." y no estaba equivocado; pero en el caso de la educación para el trabajo y en el nivel técnico bajo y medio tendría que hablarse de un verdadero desierto con unos pocos charquitos aquí y allá...
¿Qué hacer pues?, ¿convertir todas las escuelas en escuelas técnicas industriales (ETI)? no, eso no sería posible porque tanto en el sector público como en el privado de la educación habría una grave carencia de recursos, espacios, infraestructura, etc. ante la que la gran mayoría de los planteles no podría ofrecer solución viable pero también sin duda algunos si que tienen el espacio y los recursos para hacerlo... entonces, en esos, ¿por qué no hacerlo?.
Por qué no plantear formalmente y lograr el compromiso de la ampliación de la red pública de ETI ya que todos, tanto ministerio como gobernadores, se llenan la boca sacando la cuenta de cuántas escuelas construyeron, escuelas que no son mas que corrales donde mantener a los niños X cantidad de horas al día.
Por qué, en nombre de la "educación para el trabajo" permitir que se le imparta a los niños materias que mas parecen de relleno, por qué no se consulta y se llega a un consenso, por qué rudimentos de contabilidad y no, por decir algo, rudimentos de java o HTML5... o incluso de SCRATCH caramba y llevarlos de manera progresiva a lo largo del bachillerato a niveles o lenguajes mas avanzados y complejos.
Qué puede tener de malo enseñarle a los niños el cómo se hacen las cosas, cómo se construyen, cómo se reparan, coómo se enlazan esos procesos, herramientas y materiales con los objetos que usan en sus vidas cotidianas en una experiencia de primera mano y siguiendo un programa que en verdad los prepare para su vida como empleados (OK, qué remedio) pero también a desarrollar su seguridad en lo que saben hacer y a explorar su potencial como emprendedores y empresarios.
Por qué no guiarlos para que pongan las manos en las herramientas y en los materiales, para que aprendan las técnicas y los procedimientos que tal vez los ayuden a descubrir o definir sus intereses, a perfilar su futuro o, como mínimo, a entrar en el mercado laboral en cualquier punto de su camino académico con una sólida y valiosa base de destrezas ya adquiridas.
Y no estoy proponiendo algo similar a lo que intentó Caldera en 1969 con su famoso decreto, todo lo contrario, lo ideal sería en efecto la creación de una mayor cantidad de ETI y volver a dotarlas de su identidad institucional pero si acaso ello no es posible es necesario incorporar esa enseñanza en el curriculo ordinario de bachillerato.
Ingleses y americanos se preocupan de su futuro como nación cuando las consecuencias de eliminar estos aprendizajes se hagan evidentes mas allá de las estadísticas de empleo; ¿Qué vamos a hacer nosotros ahora que se nos presenta la oportunidad inminente de cambiar tantas cosas?.
Yo le puedo enseñar a mi hijo a "echar llave" o a unir dos tablas de muchas maneras diferentes pero no lo puedo enseñar a ser mecánico ni carpintero y mecánicos, carpinteros, técnicos en refrigeración, maquinistas, torneros, panaderos, etc. siempre serán necesarios y, aunque a algunos les cueste entenderlo, esos oficios no son "oficios de necesidad" ni representan escasas aspiraciones o ambiciones; esos oficios son y serán la vocación de muchos de nuestros jóvenes así que ¿dónde y cómo los vamos a formar?.
Yo no quiero mas toderos, ni mas chapuceros... Saludos.