Educar a los hijos según las propias convicciones

Publicado el 14 septiembre 2013 por Alchavida
Una vez más, la familia de Dirk y Petra Wunderlich sufrió el totalitarismo del gobierno alemán, que sigue aplicando una ley del Tercer Reich para perseguir a los homeschoolers. Los homeschoolers son las familias que, para evitar que sus hijos sean pervertidos por la enseñanza estatal, los educan en su casa.
Según el informe de la Home School Legal Defense Association, esta vez, la casa de los Wunderlich, cerca de Darmstadt, fue asaltada por 20 funcionarios policiales, asistentes sociales, y agentes de la Jugendamt que, con un ariete, rompieron la puerta y secuestraron a sus 4 hijos, de entre 7 y 14 años. En esta ocasión, los Wunderlich pueden perder la relación con sus hijos, ya que ellos estaban a su cargo, pero bajo custodia estatal, desde hace unos años.
Como continuaban educando en casa a sus hijos, el juez de familia de Darmstadt, Koenig, el 28 de agosto, dio la orden “incautación inmediata” de los hijos de Dirk y Petra Wunderlich, por “la falta de cooperación de los padres con las autoridades para enviar a los niños a la escuela”. El juez también autorizó el uso de la fuerza contra los niños, debido a que éstos podrían haber adoptado las opiniones de sus padres, y no se podía esperar cooperación ni de los padres ni de los hijos. Los chicos fueron llevados a lugares desconocidos, y sus padres no saben cuándo podrán volver a verlos.
Ya en 2009, la familia Wunderlich, se había trasladado a Francia buscando libertad para educar a los chicos. Por pedido de la policía alemana, la policía francesa secuestró a los niños de la casa de Dominique Chanal en St. Leonard, en la que estaba toda la familia, con la excusa de que los chicos estaban abandonados.
Educar a los hijos según las propias convicciones puede llegar a convertirse en algo peligroso, una forma de martirio silencioso. Algunos legisladores quieren olvidar que la educación compete en primer lugar a los padres, y sólo de forma subsidiario al Estado, que debe suplir a dónde no puedan llegar los padres, pero nunca suplantar a éstos.