Educamos en el hogar, en un espacio pensado para vivir, no para instruir, y por lo tanto más cercano a la vida real, al entorno diario en el que nos movemos durante toda nuestra vida, eso hace que el aprendizaje se mezcle con la cotidianeidad, y que las cosas que son una función diaria, como alimentarnos, pase a formar parte de nuestra rutina de aprendizaje vivencial, ese que no se nota pero que ahí está, y que en muchos otros hogares también se realiza, por supuesto, pero quizás sin el mismo grado de periodicidad. Los niños en la cocina aprenden a cocinar, a clasificar, medir, organizar, limpiar (incluso a economizar) y sobretodo a crear y compartir.
Cocinar en familia es una forma fundamental de educar nutricionalmente a nuestros hijos, al preparar juntos los alimentos que vamos a tomar se transmite la sensación de calidez y amor que emana de la función nutricia que todo padre realiza para sus hijos, aprenden a combinar los grupos de alimentos, porqué es importante comer de ciertos grupos y porqué es necesario restringir un poco otros, aprenden el tiempo, cuidado y mimo que necesita un guiso, y cada plato, cada alimento se va a poder asociar a sensaciones y a recuerdos positivos, como cuando recordamos los canelones de año nuevo, o el plato especial de nuestro aniversario, no en vano todos tenemos recuerdos asociados a alimentos de nuestra infancia, por eso cuando alguien emigra a otro país y/o cultura busca alimentos y platos relacionados con la propia cultura, con la que está importando él, porque la comida no solo nos nutre fisiológicamente, va mucho más allá, y por eso es tan importante que nuestros hijos se manejen en la cocina con facilidad. Cocinar es una habilidad básica que todo ser humano debería aprender desde una edad temprana, y no solo se trata de una necesidad personal o del hogar, se puede convertir incluso en una profesión con un gran trasfondo social ¿acaso hay algo más loable que dedicar su vida a alimentar a otros? Os voy a poner como ejemplo al famoso chef británico Jamie Oliver, él padeció fracaso escolar debido a su dislexia, pero logró destacar precisamente en algo que aprendió en su entorno familiar, cocinar, algo que hizo desde muy pequeño y que le gustó tanto que hizo que con solo 8 años empezara a ayudar en el negocio familiar (sus padres regentaban un pub). Hoy en día es un chef reconocido mundialmente, pero no solo por que cocina bien, si no por el amor que a través de su cocina a logrado transmitir a toda la humanidad, embarcándose en proyectos tan diversos y de tanto calado social como modificar el sistema de alimentación en los comedores de todas las escuelas británicas, ayudar a reinsertar socialmente a jóvenes marginales enseñándoles una profesión y dándoles trabajo, atreviéndose a llevar la revolución de la comida natural a USA, creando una escuela para jóvenes que fallaron en el sistema escolar, o iniciando un programa de cocina en los centros de educación secundaria de Reino Unido, y mientras tanto sigue enseñándonos a todos a cocinar de forma sencilla con productos frescos y naturales, tiene restaurantes donde se sirve comida ecológica a un precio más que razonable, y continua educándonos a todos para que comamos mejor, en definitiva para que vivamos mejor. ¡Meteos en la cocina!