Edward Bunker: Huida del corredor de la muerte (y 2):

Publicado el 30 mayo 2014 por David David González

UN MOMENTO DESPUÉS, Richard Romero pasó por delante de él, mirando al interior de cada celda. Tenía un paso peculiar, arrastraba los pies enfundados en las zapatillas por el suelo y a Roger le recordaba a una serpiente. Roger se negaba a reconocer la existencia del maníaco. No temía a aquel tipo de monstruos. Eran todos unos cobardes si la víctima no se mostraba indefensa. El miedo estaba fuertemente arraigado en sus crímenes. Se alimentaban de él y provocarlo le daba un gran placer. "Si pudiera ponerle las manos encima a ese cabrón", pensó Roger mientras se imaginaba clavándole los puños en la cara a Romero, o hundiéndole un martillo en el cráneo. Para evitar mirar al monstruo y alterarse, Roger se colocó los auriculares y cerró los ojos mientras escuchaba la música de la radio de la cárcel.

DOLORIDO, miró abajo. El blanco delgaducho y un negro se lanzaban puñetazos mientras los otros dos negros habían derribado al blanco más grande y le daban patadas y pisotones. El guardia de la torre de vigilancia cogió la carabina. EL protocolo en aquellos casos decía que había que tocar el silbato y a continuación efectuar un disparo de advertencia antes de apuntar a los que se peleaban. Aturdido por el café hirviendo y por lo repentino del enfrentamiento, no utilizó el silbato, aunque sí lanzó el disparo de advertencia, seguido rápidamente de otros tres. EL sonido fue como un chasquido seco pero fuerte que conmocionó el ambiente y provocó que una bandada de mirlos escapara volando del tejado.
Edward Bunker. Huida del corredor de la muerte.Sajalín Editores, 1ª edición, mayo de 2014. De la traducción: Zulema Couso. De la imagen de la cubierta: Danny Lyon / Magnum Photos / Contacto. Fotografía perteneciente al libro Conversations with Dead.