Las revistas de género no superheroico estadounidenses de los 50, las de EC, son clasicazos del Cómic. Lo mismo que las de los 70, las Warren (que iniciaron su andadura en los 60), algunas de las cuales las está publicando ahora Planeta. Una de estas es Eerie. Fueron revistas muy parecidas a las de EC que nacieron al calor de la revolución de los 60 que estaba fundiendo la censura y por el nacimiento del Terror moderno con La noche de los muertos vivientes. El Terror volvía y lo hacía con gore. Las revistas resultaron tan buenas (para la época) que pusieron a las majors en aprietos de tal modo que se vieron obligadas a diversificar su oferta en géneros (de ahí cosas como Conan el bárbaro o La tumba de Drácula en Marvel) y sacar revistas parecidas. Por todo ello, que Planeta decidiese que aquí las viésemos, sobre todo los que por entonces éramos pequeños o ni siquiera habíamos nacido, era una buena noticia.
Tras leer el nº 7 (para empezar da igual el número y la portada molaba), primer semestre de 1971, he visto que hacerlo como se ha hecho no ha sido buena idea. Reconozco que sólo he leído este número pero ojeando los demás y conociendo un poco la época sospecho que los anteriores y los de Creepy son más de los mismo. El gran problema de las historias de las Warren es que han envejecido demasiado (si bien hay que decir que la Edad de Oro aún no se ha publicado). Todas las historias recuerdan a los cuentos folklóricos pues son narraciones breves con giro sorprendente final y moralina conservadora (el mal siempre es castigado). De este modo, la lectura se hace eterna porque son muchas microhistorias (6 páginas) cortadas por el mismo patrón. También ocurre que su Terror hoy está muy trasnochado. Lo que quería aquella gente eran vampiros, hombres lobo y fantasmas, lo tradicional, y hoy el Terror va por otras vías. Lo único que tienen en común ambos terrores, el de los 70 y el actual, es el gore, pero lógicamente el de las Warren hoy en día no lo podemos considerar tal de lo poco explícito y comedido que es. Así pues, para el lector actual, son historias ingenuas y previsibles. Por ello, aburridas.
Así pues, en este número, recordemos que el 7, de las 34 sólo 6 pasan el corte. Muy poco para lo que vale el tomo. El resto son malas o mediocres. Muchas tienen dibujos muy pobres y la mayoría tienen guiones infumables. La primera historia, Superhéroe, es un Batman vampiro que suponemos el origen de el Confesor de Busiek. La segunda, El gusano de los libros, se salva por su buen guiño lovecraftiano y porque la dibuja Corben. La tercera, La plaga, la rescata el dibujo de Corben. La cuarta, Represalias, es un interesante relato corto de Fantasía. La quinta es ¡Estoy muerto, Egipto, muerto!, la salva el tremendo dibujo de V. de la Fuente. La sexta, Mirad qué han hecho, destaca porque es metacómic y porque es de las pocas que no es una historia puramente escapista.
Para ir acabando mencionaremos que en este nº 7 hay cosas de gente conocida como Corben, Cockrum, Conway (guionista de El gusano de los libros), Roussos, Wolfman, Colón, Englehart (autor de Represalias), Ploog , Moench (guionista de ¡Estoy muerto, Egipto, muerto!) y Jones y los representantes de la primera invasión española: de la Fuente, Maroto (dibujante de Mirad que han hecho), Rubio, Mascaró y L. M. Roca, grandísimos dibujantes casi todos ellos.
Por tanto la conclusión es que una edición facsímil no era la mejor opción. Si bien reconozco que estos tomazos a buen precio ya van por el número 7. La opción de Dark Horse es entendible porque en EE.UU. ahora debe haber mucho nostálgico que quiere sus historias de infancia o adolescencia en un formato bonito y resistente (las revistas 40 años después deben estar…), pero de eso no hay mucho en España por lo que hubiera sido mejor que Planeta hubiese optado por una selección de las mejores, que son las que merecen pasar a la posteridad. Así pues, esto de Eerie (y Creepy) queda solo para fan talludito nostálgico con dinero o para el que le gusta el Terror trasnochado y le sobra el dinero. Para los demás no hay nada que ver, al menos por el momento, en estas coles. Ahora sí, estaría bien que se editasen tomos con sus portadas que casi todas ellas, y son un porrón, son buenísimas.