De acuerdo con una nota difundida en La Habana, la Oficina de Auditoria del Gobierno de Estados Unidos (GAO, por siglas en inglés) analizó el pasado mes de febrero programas subversivos diseñados desde instituciones oficiales para promover el derrocamiento del gobierno de la isla en ese período.
El texto, divulgado en la página digital del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex), precisa que dicho informe se refiere en particular al accionar encubierto contra este país por parte de la Agencia para el Desarrollo Internacional (Usaid) y el Departamento de Estado.
En el análisis se expone que del monto total dedicado por esas agencias en el tema Cuba, el 87 por ciento fue gastado desde el 2004, o sea, los ocho años comprendidos entre el segundo gobierno de George W. Bush y el primero de Barack Obama.
La cifra total, sin embargo, enfatiza la Cancillería, no incluye los 30 millones de dólares anuales destinados por Washington para financiar las transmisiones subversivas e ilegales hacia Cuba de las emisoras Radio Martí y TV Martí.
Tampoco se cuentan en la suma los fondos presupuestarios dirigidos secretamente a los programas y actividades de la comunidad de inteligencia que derivan de la política anticubana, ni los fondos discrecionales que el poder ejecutivo pudiera utilizar, también en secreto, para esos mismos fines.
"La sumatoria de todos esos fondos daría la medida real de los esfuerzos que aún hace el gobierno de Estados Unidos para apuntalar una política fracasada, a costa del bolsillo del contribuyente", remarca en el documento del Minrex.
Expone que, según el informe en cuestión, desde 2008, fundamentalmente bajo el mandato de Obama, la Usaid y el Departamento de Estado han concentrado el otorgamiento de los fondos para los programas subversivos contra Cuba hacia organizaciones con presencia mundial o en América Latina.
"El objetivo es evitar la corrupción que durante años los caracterizó, al permanecer en manos de las desprestigiadas organizaciones contrarrevolucionarias y haber ido a engrosar los bolsillos de los sectores más recalcitrantes de la ultraderechista de Miami", agrega.
Los esfuerzos están enfocados, asimismo, a "lograr que los fondos cumplan su cometido final, o sea, promover el "cambio de régimen" en Cuba.
Anotan las autoridades cubanas que en el informe se evita deliberadamente identificar a las organizaciones y personas que aplican los proyectos en el terreno, lo cual confirma el carácter encubierto de los mismos y su ejecución al margen de la legislación cubana.
"Por el contrario, resalta las acciones del gobierno de Estados Unidos para perfeccionar el diseño encubierto y el enmascaramiento de los mismos", señala la nota difundida en esta capital.
Revela que "otro rasgo distintivo de esos programas subversivos en estos últimos años ha sido el énfasis hacia los proyectos vinculados al uso de las tecnologías de las infocomunicaciones, la creación de blogs y la ampliación del uso de las redes sociales, vía Internet".
Se añade, además, el interés por trabajar para influir en sectores no mencionados en este informe, pero identificados en otros documentos oficiales que han salido a la luz, como los negros, los homosexuales, profesionales, intelectuales y artistas.
La Cancillería expone al respecto que se puede apreciar que en la aplicación de su política subversiva con el fracasado afán de derrocar la Revolución cubana, el gobierno de Estados Unidos no deja piedra por voltear.
En relación con el papel subversivo de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, el informe alega que ésta supuestamente ya no participa, por razones de "seguridad", en la canalización de la "asistencia" del Departamento de Estado y la USAID a grupos en Cuba.
Pero, alerta, sí continúa suministrándoles información y cursos de entrenamiento en coordinación con ambas agencias y apoyando a lo que llaman eufemísticamente la sociedad civil en este país.
Este documento de la GAO es sumamente revelador de la firme impronta del gobierno de Obama en esa política y del fuerte impulso que le ha dado a la misma, buscando perfeccionar su diseño, enmascararla mejor y hacer más difícil su detección y neutralización por las instituciones y el sistema legal cubanos, advierte el Minrex.
La Cancillería se cuestiona hasta cuándo el gobierno de Estados Unidos seguirá malgastando el dinero de sus contribuyentes, que, alertó, "bien pudiera emplear en dar respuesta a las expectativas de estos de una relación constructiva y respetuosa entre ambos países".