En su reciente reunión Brarack Obama le pidió a Mariano Rajoy en Washington que acelerara el permiso que debe conceder España para ampliar a 750 marines y una docena de aviones, en principio, su “Fuerza de Respuesta para Crisis en África” en la base militar de Morón de la Frontera, a 60 kilómetros al sur de Sevilla.
El aumento de los 500 afectivos y ocho aviones actuales a una mitad más pretende mejorar la vigilancia y controlar el creciente avance jihadista que amenaza, primero, al norte de África, luego a Europa, el Mediterráneo, y los intereses estratégicos estadounidenses.
Las tropas anuncian un peligro que los españoles no parecen ven, al olvidar que el estrecho de Gibraltar solo separa con 13 kilómetros Europa y África, y que el régimen marroquí podría caer.
Con el añadido de que en el sur de España crece acelerada y alarmantemente la leyenda romántica sobre su origen musulmán, y la fascinación de una parte de su población con todo tipo de influencias, incluidas las religiosas, venidas de ese mundo.
Paradójicamente se olvida su origen como Tartessos, la provincia Bética romana y a San Isidoro de Sevilla, y se llega a atribuir sus acueductos y baños precristianos a los árabes.
Además, y para hacer justicia frente a la dictadura, al iniciarse la democracia los políticos andaluces designaron “Padre de la Patria”, por el mérito de haber sido fusilado por Franco, al arabizante converso al islam Blas Infante, al que antes de su muerte derechas e izquierdas despreciaban y calificaban de cretino reaccionario.
Ahora es un héroe ejemplar para los escolares, y algunos notables líderes comunistas del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), como Juan Manuel Sánchez Gordillo, diputado de IU, siguen su senda y se declaran independentistas antiespañoles. ¡Andalucía independiente!, gritan porque, otros más, "España nos expolta".
Reconocen desear una Andalucía más africana que europea, lo que hace pensar que en su día podrían ser una quinta columna de apoyo a cualquier invasión, como el conde Don Julián.