Las charcas, ya sean temporales o permanentes, tienen una gran importancia para la mayoría de las especies de anfibios. A ellas acuden para reproducirse y en ellas se desarrollan las puestas y las larvas durante una de las fases más críticas de su vida.
En los Picos de Europa muchas de esas charcas han sido usadas durante años como bebederos para el ganado, tanto vacuno como ovino y caprino. Además de estas charcas en muchos lugares se han construído bebederos artificiales que pasados los años han llegado a formar parte del paisaje y que actualmente son usados por muchos anfibios.
En zonas bajas, donde hay abundancia tanto de charcas como de bebederos la presencia de ganado no suele resultar problemática. Pero a medida que aumenta la altitud el paisaje se hace más abrupto y la vegetación empieza a escasear, la cantidad de charcas naturales empieza a escasear debido a la dificultad para que el agua se acumule en un sustrato cárstico y los bebederos artificiales son casi inexistentes.
La cabaña ganadera en el Parque Nacional de los Picos de Europa ha experimentado un gran aumento en los últimos años, en gran parte debido a que está generosamente subvencionada al menos por tres vías: por estar dentro de un parque Nacional, por tratarse de ganado autóctono y por ser ganado de montaña.
Este aumento de la cabaña ganadera tiene un gran efecto sobre los ecosistemas de montaña, sobre todo sobre la vegetación, ya que por las vacas evitan el reclutamiento de muchas especies forestales al comer los árboles jóvenes. Pero además del efecto sobre la vegetación, la sobrecarga ganadera puede tener un efecto indirecto sobre las poblaciones de anfibios al afectar a las charcas donde se reproducen y donde se desarrollan sus larvas. Aparte del efecto directo que producen al consumir el agua, lo que acelera el proceso de desecación, la presencia de ganado y sobre todo de sus excrementos aumenta la cantidad de residuos nitrogenados que contribuyen a incrementar la eutrofización de las charcas.
En un estudio realizado por el grupo de Chandler Schmutzer, de la Universidad de Tennessee, y que ha sido publicado en la revista Freshwater Biology, se demostró que la diversidad y abundancia de anfibios era mucho mayor en aquellas zonas en las que no había ganado, básicamente por el impacto negativo de las vacas sobre la calidad del agua, la cantidad de detritus y la concentración de oxígeno disuelto, mucho menor en las charcas en las que había libre acceso para el ganado.
Debido a este impacto del ganado sobre las charcas de reproducción de los anfibios, se ha sugerido a la dirección del Parque Nacional de Picos de Europa que se cierren aquellas charcas en las que se ha comprobado la reproducción de Rana temporaria y de otras especies de anfibios, sobre todo para evitar que las vacas entren dentro de las charcas, aunque en algunos casos se pudiera permitir dejar algunas zonas libres que permitieran que las vacas pudieran beber sin entrar dentro. De esta forma se impediría al menos que las vacas defecaran dentro de las charcas, incrementando los problemas de eutrofización descritos anteriormente.
Hasta ahora parece que la propuesta ha tenido cierto éxito, ya que si bien algunas charcas siguen sin ningún tipo de vallado y otras tienen cierres muy endebles que pueden ser fácilmente evitables por las vacas, en otras charcas, como por ejemplo en Pandecarmen, se ha llevado a cabo un vallado permanente y de gran solidez que impide totalmente el acceso del ganado.