Efecto Doctor Zhivago

Publicado el 26 septiembre 2013 por Bebloggera @bebloggera
Por Cebrina desde Chile

El Doctor Zhivago es una película dramática sobre Rusia en la década de los 50. Y Yuri Zhivago cada vez que se le mencionaba o tenía ideas sobre su enamorada le llenaba de emoción, pues, es lo que me ocurre cada vez que paseo por Santiago. Y me acuerdo de ti.




Pues, cada paseo por el metro, en especial en la caótica estación Baquedano, me quedo mirando cómo la gente pasa, presurosa de llegar a lo que sea en sus vidas, sin la más mínima conciencia de lo qué están viviendo realmente. Quizás piensa erróneamente en el Tempus Fugit y se han olvidado en el Carpe Diem. No es que me vaya por la vida oliendo las rosas, pero encuentro particularmente hermoso cómo la primavera invade mi ciudad -sí, es mi ciudad, aun cuando soy porteña-, ver las alergias y todo el amor. 

La estación Baquedano guarda grandes momentos en mi vida y, al pensar en ella, el primer aroma en mi mente es del mazapán. Avellanas y licor, en una pasta suave y grumosa. Ese día fue una victoria. Al igual que el Centro Cultural Estación Mapocho, me recuerda a madera, por los libros y maquetas.Púes, ¿qué huele recordar? Solamente el aroma de algo nos puede producir diferentes emociones y sensaciones, transportarnos a la infancia o darnos un infarto por la angustia. Sucede que, el olor, tiene un lugar privilegiado en el cerebro y la primera vez que lo percibimos, es una ''cicatriz'' que queda en nuestra mente por siempre.¿Se imaginan si descubrieran cómo borrar estos aromas de la memoria? Sería como El Eterno resplandor de una mente sin recuerdos. Olvidarías a tu ex-amor, tu casa, tus abuelos, una guerra o un pastel. Sería como empezar desde cero.Mientras camino por Santiago me imagino una ciudad más calma, con más áreas verdes y cuando me dejo llevar, veo al mundo con la cabeza en alto, la música sonando fuerte en mis oídos, la avenida convertida en pasarela o en plató y soy la protagonista de miles de historias. Regreso a la realidad y me convenzo a cada instante de que, definitivamente, no quiero olvidar, y tal como Yuri Zhivago, quiero recordar mis errores y disfrutar mis batallas.Feliz Primavera (por muy despechada que se comporte).