En primer lugar, ración de Egonía, veinte minutos, su momento de gloria, con el auditorio todavía sin llenar, pero seguramente la vez que más gente se había congregado para escucharlos tocar. Nada del otro mundo, por supuesto, pero disfrutaron, que es de lo que se trataba en esta ocasión. Pero por si me leen, les daría un consejo, y es que el público, al que cuesta mucho ganarse, merece un respeto, y hay actitudes que no deben tenerse. El otro día, los raperos utilizaban los tacos y los insultos como una forma de "estética", mal entendida, por supuesto, pero iban por ahí. En este caso, después de veinte minutos de actuación no se puede insultar al público aunque sea de una manera "cariñosa". Lo de ayer no era un mini bolo en una sala pequeña donde los veinte o o treinta asistentes son amiguetes y te rien la gracia. En este caso, con más de tres mil personas en las gradas, hay gente de todo tipo, público, el que da de comer al artista pagando entradas o comprando discos. Gente que puede no ver con buenos ojos ese tipo de manifestaciones, y gente a la que hay que cuidar. Supongo que es un pecado de juventud y que aprenderán de lo que se pudo ver después, porque siempre es bueno fijarse en los que llevan mucho en esto para aprender, aunque no te guste su música, pero sí hay que fijarse en actitudes mucho más profesionales que las que tuvieron estos chicos.
Pero lo importante de la noche venía después. Un concierto bastante limpio, aunque tal vez la voz de Susana no sonaba todo lo bien que debería, al memos en las gradas. Supongo que abajo se escuchaba mejor, porque mi experiencia en este auditorio es que abajo los conciertos suenan mucho mejor. Durante hora y media fueron desgranando todos sus éxitos interaccionando maravillosamente con el público. Susana Alva es una chica simpática que sabe estar encima de un escenario y llevarse a la gente a su terreno y anoche lo demostró con creces. El espectáculo es el del año pasado con algunas variaciones, pero todavía está vigente. A veces en los directos no hace falta sonar maravillosamente, sino conseguir complicidad con el público y que éste se implique, y ayer los chicos de Efecto Mariposa lo consiguieron, además de que en el aspecto técnico fue un buen concierto que me dejó un buen sabor de boca. Profesionales y entregados, y además, accesibles. Buen concierto.
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