Nuestro Jarama y su cauce sufren la reducción del caudal ecológico (en época de sequía) y los estragos de las sueltas del Vado. En este caso, como pantano de cabecera (que alimenta a embalses más próximos a Madrid), se producen pocas veces al año.
Pero sus efectos se acumulan a los de años anteriores y así el cauce del Jarama presenta este lamentable aspecto, sin que las Administraciones y/o los causantes se ocupen de adecentarlo. ¡País!
Lar-ami
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