Efectos secundarios de sembrar vientos

Publicado el 23 mayo 2011 por Jcgarrido @jcgarridodp
Sin duda, lo más reseñable de los pasados comicios son los espectaculares resultados obtenidos por la nueva marca política de ETA (el descalabro del PSOE era previsible), que ha obtenido el apoyo de una cuarta parte de los votantes en la comunidad autónoma vasca.
Durante años, hemos cerrado los ojos a lo que ha estado perpetrando allí el PNV, porque unos y otros han preferido mirar a otro lado, ya que tuvieron que pactar con ellos, que ha administrado una red de centros de adoctrinamiento ideológico (las ikastolas) que ya hubiera querido para sí Goebbels. Casi desde el comienzo de la transición, hemos permitido que el PNV creara un monstruo que ya es casi tan grande como él y ahora es incapaz de controlar.
Tenemos un serio problema. Tenemos a más de un cuarto de millón de personas a las que se les ha implantado quirúrgicamente en el cerebro una fábula repleta de odio disfrazada de historia, y ahora reclaman su sitio. Tenemos a toda una nueva generación de vascos que creen sinceramente que “el estado español” (como les gusta decir a ellos) les ha oprimido secularmente y que, de lograr la independencia, vivirían en una suerte de envidiable Jauja. Y hemos visto sólo la punta del iceberg, pues hay otra generación esperando a tener edad de votar.
No importa la evidencia de que Europa haya tenido que unirse para sobrevivir en un espacio en el que sólo tienen oportunidad de hacerlo los más grandes. Les han enseñado a creer, en lugar de pensar, y sólo se conformarán con la independencia.
Tenemos un serio problema, porque, si volvemos a ilegalizar Bildu, echaríamos al monte a un cuarto de millón de personas y, si no lo hacemos, permitiríamos que ETA campase por sus respetos en las instituciones.
Y ZP, que ha sido quien ha dado el último empujón a la creación del monstruo, ahora nos va a dejar que nos apañemos como podamos con él, y no vamos a encontrar una solución sencilla, suerte si damos con una solución.