El entonces Ministro de Turismo e Información, el auténtico dinosaurio incombustible de la política Manuel Fraga, se baña en el año 1966 en la playa de Palomares ante los medios de comunicación para demostrar que un simple accidente de un avión cisterna, un bombardero B-52 y las armas nucleares que llevaba este último no hacían daño a nadie. Años más tarde se descubrió que Manuel Fraga podía volar, lanzar rayos laser por los ojos y capaz de levantar un camión con la fuerza de su falo, pero la censura franquista de la época impidió que la noticia llegara a los oídos de todos los españoles.