José Martí, poeta cubano y combatiente, general mayor del ejército de liberación, resulta muerto a los 42 años en una emboscada por soldados españoles en Dos Ríos (Cuba). Su prematura desaparición lo convertirá en mártir de la lucha independentista cubana contra el dominio español.(Hace 121 años)
Martí es impactado por tres disparos. Una bala le penetró por el pecho, al nivel del puño del esternón, que quedó fracturado; otra, que le entró por el cuello, le destrozó, en su trayectoria de salida, el lado izquierdo del labio superior, y otra más lo alcanzó en un muslo. Su acompañante, el subteniente Ángel de la Guardia, que queda atrapado bajo su caballo herido, pudo librarse del peso de la bestia y atrincherarse detrás del fustete caído para batirse desde esa posición con el adversario, escondido en el yerbazal, pero no consigue rescatar el cuerpo del Delegado del Partido Revolucionario Cubano. Con el paso lento que le permite su caballo herido retorna De la Guardia a los suyos y casi al mismo tiempo vuelve, tinto en sangre, Baconao, el caballo del Apóstol. "El Generalísimo" Máximo Gómez, desesperado por la infausta noticia, se lanza, prácticamente solo, al lugar del suceso a fin de recobrar a Martí, vivo o muerto. Tanto se arriesga el Jefe del Ejército Libertador que en un informe inicial sobre el combate el coronel Ximénez de Sandoval, jefe de la columna española, reporta su nombre entre las bajas contrarias.
Diría Máximo Gómez a Tomás Estrada Palma: "Cuando me pude apercibir de su caída, lo más que podía hacer lo hice, lanzarme solo a ver si recogía su cadáver. No me fue posible, y puedo asegurar a Ud. que jamás me he visto en tanto peligro. La noticia de fuente española de que yo estaba herido, no dejaba de tener su fundamento".
Una barrera de fuego impide a Gómez llegar hasta el cuerpo de Martí. Lo hallan los españoles y el cubano Antonio Oliva, un práctico conocido por el sobrenombre del Mulato, alardea de haberlo rematado con su tercerola. Alardearía también de haberle hecho fuego desde el yerbazal. ¿Verdad o mera fanfarronería? Un militar español, Enrique Ubieta, calificó de fantasía el tiro casi a boca tocante de Oliva sobre Martí moribundo. Al historiador cubano Rolando Rodríguez le parece evidente que el Mulato se pavoneaba de lo que no había hecho porque buscaba que el Ejército español lo premiase con una distinción pensionada. Si desde el maniguaso, como decía, disparó sobre el Apóstol, no fue el único en hacerlo, pues se sabe, por el testimonio de Ángel de la Guardia, que ambos combatientes fueron objeto de una descarga cerrada. Por otra parte, colige Rolando Rodríguez, resulta imposible con una tercerola, y aun con un máuser, hacer blanco tres veces en un jinete antes de que caiga del caballo.
De todas formas, Ximénez de Sandoval anotó a Antonio Oliva entre los combatientes distinguidos en la acción de Dos Ríos y se le otorgó la Cruz del Mérito Militar de Cuba, con distintivo rojo. Pero de pensión, nada.
Fuente: Juventud Rebelde/ Muerte de José Martí