Si el lider de nuestro equipo nos diera al iniciar el año o al iniciar un proyecto de trabajo las siguientes “reglas de acción”:
1.- Siempre se puede escoger la actitud frente al trabajo
2.- Procure divertirse mientras trabaja
3.- Alégrele el día a los clientes: comprométalos
4.- Esté siempre presente: sea un empleado comprometido
¿Qué reflexión haríamos interiormente? ¿Tomaríamos seriamente su propuesta?
Muy probablemente muchos de nosotros pensaríamos que son muy lindas palabras, que nuestro jefe se levantó emocionalmente inspirado esa mañana, que como “ideal” sus instrucciones están muy bien… pero que habría que hacerles una bajada a tierra!! O en otras palabras, nos parecería muy poco realista. Por ej., “¿Cómo es eso de divertirnos mientras trabajamos? … si justamente, estamos TRABAJANDO! para divertirnos, haremos un encuentro con nuestros amigos de secundaria o de la universidad, en un bar o en una casa, bien distendidos. Divertirnos, nos divertimos en un partido de fútbol, mirando una película o pasando el rato con amigos… pero … en el trabajo no hay lugar para la diversión!” Esto es lo primero que pasaría por nuestra mente.
¡La buena noticia, es que estas reglas han sido comprobadas! Así que deberíamos realizar un serio intento por aplicarlas… tomar las riendas de nuestro trabajo y … divertirnos! Si pasamos la mayoría de nuestras horas aplicados al trabajo, ¿no valdrá la pena hacer el intento?
La moraleja principal de la historia es que más allá de las condiciones de trabajo, lo que siempre puede hacer la diferencia es nuestra ACTITUD. Y las noticias son buenas, porque ¡nuestra actitud no depende de nadie, más que de nosotros mismos! Cuando aprendemos a amar lo que hacemos, nos soprendemos de la energía interior que descubrimos en nosotros mismos, la creatividad que teníamos bien arrinconada y una pasión jamás conocida!