Alice Peña Maldonado.
Cuando el Presidente uruguayo Pepe Mujica expresó el pasado 10 de Enero en el acto multitudinario convocado por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en solidaridad a nuestro presidente Hugo Chávez Frías que lo que viene por parte de la Revolución Bolivariana, esté o no nuestro Presidente por causa de su enfermedad y recuperación es la Unidad, la Paz y el Trabajo, haciendo una síntesis de lo que debería ser en práxis el Plan Patria para los años venideros.Y estas tres palabras tienen un denominador común la Justicia. Quienes creemos y apoyamos la Revolución Bolivariana de Venezuela desde el principio nos ha movido una necesidad, un interés y una expectativa muy concreta: la justicia para todos y en especial por los excluidos por la maquina devorado del neoliberalismo, y no como retaliación o fórmula para vengarse de aquellos que entregaron nuestro país a las grandes trasnacionales sino como la posibilidad de crear las condiciones históricas y estructurales así todos en igualdad y equidad obtengamos la felicidad contemplada en nuestra Constitución de la República Bolivariana de Venezuela como es la garantía de todos los derechos allí consagrados: derechos sociales y de familias, culturales y educativos, políticos, económicos, civiles, ambientales y de los pueblos indígenas y donde las instituciones y las leyes deben ser leales al pueblo y responder eficaz y eficientemente a este mandato.
De ejercer esta justicia no puede ser sin la unidad del pueblo y sus líderes y entre ellos mismos, sin la paz entendiendo que la paz es un fruto de la justicia, lo que implica poner en evidencia las apetencias y ambiciones de sectores privados e individuos para apropiarse de los recursos naturales y financieros de la nación y del pueblo soberano, y sin el trabajo creador, liberador y transformador como único camino para la humanización del hombre y la mujer y el cuidado de la naturaleza y los recursos que bien nos ha otorgado para satisfacer las necesidades, sin la pretensión del lujo y los excesos a los que nos ha acostumbrado desear el capitalismo.
Ahora para llevar a cabo estas tres acciones en el marco del Plan Patria podemos preguntarnos: en cuanto a la unidad ¿Qué se opone a la unidad entre los revolucionarios? ¿Qué antagonismos y contradicciones existe entre nosotros y que necesitamos superarlos?; respecto a la paz ¿Qué se opone a la paz como fruto de la justicia? ¿Qué instituciones aún no se han puesto en esta dinámica revolucionaria? ¿Podrá lograrse la paz con aquellos que son apátridas y buscan prevalecer los intereses del Imperio corrupto norteamericano? ¿Qué espacios comunes se pueden desarrollar que permitan alianzas no con esos líderes pero si con esa parte del pueblo que aún esta enceguecida y se mantiene al margen del proceso bolivariano? Y en materia del Trabajo: ¿qué cultura estamos produciendo para la productividad socialista? ¿Estamos generando nuevo conocimiento a partir de nuestros saberes ancestrales y populares que permitan un mayor y mejor entendimiento de la productividad? Para hacer los cambios profundos ¿partimos de nuestras visiones y prácticas hacia el trabajo, los procesos productivos, la ganancia colectiva directa o indirecta, el respeto al descanso, y el uso de dinero o salario?
Hacerse preguntas es invitarnos a reflexionar para ir firmes y decididamente en una acción creadora, liberadora y transformadora donde la eficiencia entendida como unidad en la diversidad, paz como fruto de la justicia y el trabajo humanizador nos lleve a darle coherencia, concreción y simplicidad a nuestra revolución y constituir así un nuevo modo de ser y quehacer revolucionario con huella de venezolanidad y para ser compartida con la Patria grande de NuestraAmerica.
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