Hay quien dice que en tiempos de la guerra fría se vivía mejor. El mundo era más estable. Porque cada una de las dos potencias tenía mucho cuidado de hacer el menor movimiento geopolítico por temor a la reacción de la otra. La verdad es que una política basada en el miedo enemigo, nunca me ha parecido lo mejor.
Sin embargo, hemos pasado hoy a la política de bloque único. Una vez que la URSS pasó a ser Rusia y, cayéndose del caballo, se convirtió al capitalismo extremo, su relación amigable y el reconocimiento implícito de la superioridad yanqui en la influencia internacional, ha hecho que hoy sólo se preocupe de cuestiones comerciales y de mantener a raya a esas repúblicas anexionadas, que muestran deseos de independencia.
Además, no hay ninguna otra potencia que pueda competir con USA en política internacional. De Europa, mejor no hablar, porque creo que ni tan siquiera llega a ser potencia, sólo el Reino Unido mantiene una cierta influencia en zonas, otrora, de la Commonwealth. Japón no ha levantado la cabeza militar desde la segunda guerra mundial, y su influencia ha quedado reducida al ámbito comercial. De las nuevas potencias, China es la única que tiene alguna relevancia político-militar y cierta influencia en la escena internacional, pero tampoco está por la labor de entrar en conflictos, sólo le interesa mantener su férrea dictadura y tener cada vez mayor influencia comercial.
Por lo tanto, hoy, más que nunca, USA marca la pauta internacional. Los demás actúan de meros comparsas que acompañan o no, pero que no tienen suficiente fuerza política ni militar para influir sobre otros países.
Pues bien, USA ya ha hablado en Egipto. Después de un silencio corto, pasó por unos momentos de indecisión, llegando a decir que apoyaba al vicepresidente en su transición a la democracia, dejando aislado y más solo que la una a Mubarak. Sin embargo, ya se ha manifestado claramente. Contra la voluntad de la mayoría del pueblo egipcio –claro que eso de mayorías o minorías nunca le ha importado al Imperio— ha decidido apoyar a Mubarak y que sea éste quien lidere la transición. Y una vez más, se hará lo que dice Obama y sus muchachos, ya lo verán.
Pero, analizando qué es lo que ha pasado y qué ha hecho cambiar a USA al contar ahora con Mubarak, mientras que el pueblo egipcio y la mayoría de otros países se han manifestado en contra del presidente dictador, basta recordar quién desde el primer momento apoyaba, sin ambages, desde el primer momento a su amigo Mubarak: el gobierno de Israel.
Una vez más, el lobby judío americano ha podido con Obama. Y éste ha tenido que girar su posición sobre Egipto. Y es que Mubarak ha sido el único líder árabe que se ha entregado en cuerpo y alma a los israelíes. Eso sí, no gratis, por los 2000 millones de dólares con la que anualmente USA ha estado gratificando al país árabe para que se mantenga al lado de Israel. Y ya pueden imaginar dónde ha ido a parar esa ingente cantidad de dinero. Basta ver la miseria del pueblo egipcio y la riqueza multimillonaria de la familia Mubarak y acólitos.
Claro que eso a USA se la trae al pairo. Ellos a lo suyo. Ahora toca ayudar al déspota y obedecer al lobby que le mueve los hilos. Y ojalá que no me equivoque pero, me temo que quiera el pueblo o no, tendrán que sufrir a Mubarak y su clan por mucho más tiempo.
Son las reglas del juego que impone quien es juez, parte y jugador con las cartas marcadas. Lo peor es que los demás lo saben y tragan sin atreverse a decir ni pío. Es más, me temo que el lobby judio mundial y los Tea-parties ya lo estén celebrando. ¡Pobre pueblo egipcio! Después de la valentía que ha demostrado, le van a hacer vivir una transición que le va a conducir al mismo sitio.
Salud y República