Egipto gana a Mubarak

Publicado el 12 febrero 2011 por Javiermadrazo

El pueblo egipcio, al que sometió a su voluntad durante tres décadas, le ha echado, por fin,  del poder y le ha obligado a huir, tras dieciocho largos días de protesta. Imagino que el todopoderoso Hosni Mubarak, el aliado de Estados Unidos y Europa en el norte de África, nunca sospechó que éste sería su final. Amante de las armas  y la carrera militar, logró salir ileso de doce tentativas de atentado contra su persona, pero, aunque lo ha intentado, no ha podido contra una revuelta pacífica, que tiene su origen en treinta años de represión, violación sistemática de los derechos humanos y corrupción institucionalizada.  Dicen de él que es el hombre más rico del mundo, con un patrimonio que podría rondar los 55.000 millones de euros, sin duda alguna robados a su pueblo, cada vez más pobre y con un índice de paro galopante y una protección social nula.

No sé lo que ocurrirá ahora en Egipto, y desconozco si las revueltas que se iniciaron en Túnez se sucederán en Jordania, Yemen u otros países del norte de África. Es posible que así sea y llegado el momento nadie podrá impedirlo. La juventud, más concienciada y comprometida, especialmente quienes viven en la ciudad y tienen acceso a internet,  reivindican su lugar y sus derechos, y la razón les asiste. Han pasado de ser sujetos pasivos, víctimas de regímenes despóticos, a iderar una revolución democrática, un estallido de fuerza y libertad, que ha pillado desprevenidos a los gobiernos de todo el mundo y ha demostrado, una vez más, que del mismo modo que el FMI y el Banco Mundial fueron incapaces de intuir la crisis económica, los servicios de inteligencia ni tan siquiera detectaron el malestar y la ira contenida contra Mubarak en Egipto o contra Ben Ali en Túnez. 

Me sorprende, en cualquier caso, la incapacidad de la justicia para exigir responsabilidades a los tiranos, que pasan de ser dictadores a exiliados de lujo, sin que tengan que responder de sus actos.  Mubarak, como Ben Ali, ha sido un líder autoritario, que ha cometido atropellos y atrocidades, con el beneplácito de Estados Unidos y Europa, que incluso le ha acogido como miembro de la Internacional Socialista,  con la coartada de actuar como escudo contra el radicalismo islámico.  En Egipto el Ejército tiene ahora el control y el vicepresidente Suleiman se mantiene como poder fáctico, posiblemente con el apoyo de la CIA e Israel, más interesados en preservar el statu quo actual que en promover reformas políticas, económicas y sociales, que permitan instaurar la democracia, generar empleo, repartir la riqueza y acabar con la corrupción. El tiempo escribirá el futuro, pero no me siento muy optimista.