En un documento con 22 millones de firmas se respalda la petición de renuncia del jefe de Estado, quien obtuvo la victoria en las elecciones de junio de 2012, con 13,23 millones de votos, el 51 %.
Los altos mandos del Ejército emitieron el lunes un ultimátum en el que dieron a los políticos 48 horas para “cumplir las demandas del pueblo”, y señalaron que en caso contrario anunciarán “una hoja de ruta” para salir de la crisis.
Para presionar al presidente egipcio, el Ejército ocupó el edificio de la televisión estatal en El Cairo y desplegó sus unidades por calles de la capital, incluidos los alrededores de las embajadas y de la plaza Tahrir, según Telesur. Medios de comunicación locales informaron que los empleados de la planta fueron obligados a abandonar el edificio, interrumpiendo su emisión en directo.
Los miles de manifestantes congregados en la plaza Tahrir coreaban lemas como “La gente y la Policía van de la mano”. Otros manifestantes, frente a El-Quba, uno de los edificios presidenciales ubicados al norte de El Cairo, exigían: “Al Sisi, ven. Mohamed Morsi no es mi presidente”.
Al expirar el ultimátum, en la tarde de este miércoles, los militares egipcios depusieron de sus funciones al presidente Mohamed Morsi, disolvieron el Parlamento y anularon la Constitución, de acuerdo a los últimos reportes de los medios de comunicación locales.
El jefe del Ejército de Egipto, Abdelfatá al Sisi, fue quien anunció el derrocamiento del hasta ahora presidente Mohamed Morsi y la suspensión de la Constitución. Algunos medios describen a Sisi como un aliado de Washington.
Fuegos artificiales y gritos de celebración se escucharon en la plaza Tahrir después del anuncio.
En otra plaza, en el extremo oriente de El Cairo, permanecían reunidos seguidores de Morsi. Algunos agitaban los brazos y ondeaban banderas de Egipto. Miles de sus seguidores cantaron “abajo el mandato militar” e “inválido”, tras escuchar el anuncio de la salida del expresidente.
El diario egipcio Al-Ahram había publicado detalles de la posible “hoja de ruta” de las Fuerzas Armadas de Egipto. Según el mismo, el Ejército egipcio obligará a dimitir o derrocará por la fuerza al presidente Mohamed Morsi este miércoles, cuando concluía el plazo del ultimátum.
Después se pondrá en marcha un consejo presidencial de tres miembros, encabezado por el presidente del Tribunal Supremo Constitucional. Además, el Ejército impondrá un gobierno neutral provisional encabezado por un militar que dirija el país durante un periodo de transición de entre nueve y doce meses. Durante este periodo se redactará una nueva Constitución con vistas a la celebración de elecciones presidenciales y parlamentarias.
En esa “hoja de ruta” se incluyen además los siguientes puntos: el establecimiento de un código ético para la prensa, un proceso democrático donde participen todos los egipcios y la creación de una comisión de reconciliación.
Morsi usó Twitter para criticar las acciones de los militares, afirmando que representaban “un total golpe (de Estado) categóricamente rechazado por todos los hombres libres” en la nación.
“El presidente Morsi urgió a los civiles y a los miembros del Ejército a hacer cumplir las leyes y la Constitución, y a no aceptar ese golpe que hace retroceder a Egipto”, se lee en un mensaje publicado en la cuenta de la presidencia en Twitter.
En otro mensaje, atribuido a Morsi, se urge a mantener la paz y evitar “el derramamiento de sangre de los queridos conciudadanos”.
La situación es confusa. Manifestaciones, enfrentamientos, decenas de muertos, cientos de detenidos, denuncias de violaciones a mujeres, un gobierno depuesto y los militares por el control del país.
La victoria de Morsi en las urnas y un año de gobierno no fue suficiente, en el caos reinante, para resolver la difícil situación heredada del régimen de Hosni Mubarak, que Estados Unidos sostuvo mientras pudo con apoyo político y grandes recursos para el Ejército. Morsi no logró ser el presidente de todos los egipcios.
Vale citar la pregunta del periódico The Independent: “La demanda de pan, libertad, justicia y dignidad de la revolución de 2011 ha quedado sin respuesta. ¿Puede el ejército satisfacer esos reclamos mejor que Morsi, solo por calificar de ‘gloriosas’ las protestas?”. |Cubahora.cu