Vivimos en una sociedad basada en el status, donde priman más los títulos, premios, reconocimientos, sobre los valores de las personas. Los premios sólo llenan el ego y si para conseguir obtenerlos pisoteamos a los demás, somos capaces de usar estrategias que vendan historias lacrimógenas para tocar la fibra sensible, mentimos usando a los demás, usamos juego sucio... solo llenamos el ego de aire. Es como un globo o una pompa de jabón, que al mínimo roce... boom! Se pincha porque estaba lleno de aire. ¡Solo aire! Nada más.
Y parece que mucha gente vive de esta esta y si hay un premio cerca, aún más. Compitiendo en cada momento para aumentar su ego. Sin importar cómo consiguen lo que quiere. Sin importar la imagen lamentablen que dan. Sin importar la incoherencia que luego demuestran con sus palabras vacías. Sin importar que existen otras personas realmente meritorias. Sin importar mostrar sus egos obesos con mentes anoréxicas.
Y es que en esta vida NO todo es competir. Y no todo vale para ganar. Si eres el mejor en algo no te hace falta competir porque destacarás por ti mismo, será tu éxito el que hará todo el ruido. Si no lo eres, puedes asumir que hay gente mejor que tú o puedes dedicar tu esfuerzo en mejorar hasta lograr serlo.
¿Qué ejemplo damos a los más pequeños si cuando hay un puesto de trabajo, premio, o reconocimiento al alcance nos ponemos a competir contra los demás en vez de premiar el esfuerzo, dedicación y la capacidad de superación y logros de cada uno? Pues un ejemplo de mierda y así sólo seguiremos fomentando la competitividad, la lucha de egos, el todo vale para conseguir algo los aires de grandeza, la necesidad de tener cada vez más, etc.
Yo no pretendo que mi hija sea la mejor, eso solo inflaría mi ego cuál pavo relleno. Me gustaría, lo reconozco, pero no es mi prioridad.
Pretendo que sea feliz, buena persona y humilde porque esas son las personas que dejan huella en los demás, que llegan lejos, que suman, que quieres tener cerca, que jamás van a ir por la espalda mientras por delante te ponen buena cara, que lo que obtienen se lo han ganado de manera justa y limpia.
Más que competir debemos cooperar, apoyarnos y ayudarnos a ser mejores, sin tirar la toalla porque lo más difícil de derrotar es a alguien que nunca se rinde. Y el ego, al final, distorsiona la realidad, necesitando creerse superior para disimular su verdadero sentimiento de inferioridad.