Jesús Eguiguren, presidente del PSV, el PSOE vasco, halaga a los nacionalistas proetarras persiguiendo aparentemente un sueño: ser presidente de la hipotética República de Euskal Herria que propugnan los abertzales.
En la melopea soberanista que domina crecientemente a los independentistas vascos y catalanes, que ven cercano el momento de irse de España, el PSC catalán y el PSV vasco parecen querer adherirse como gregarios a lo que llega, creyendo que el Estado es incapaz de parar los movimientos centrífugos.
Esa visión de la inevitable ruptura española hizo que Zapatero tratara de atenuarla con su Estatuto catalán semisoberanista, y que también rechazara el plan de Ibarretxe, que se había tirado al monte cuando debería haber propuesto, con el PSV de Eguiguren, algo parecido al proyecto del PSC de Maragall-Montilla.
Eguiguren parece creer que merece la presidencia republicana vasca por sus negociaciones con ETA a favor de “la paz”, por la legalización de los proetarras y por denunciar últimamente al PP como más peligroso para la democracia que los propios terroristas, entre los que tiene unos amigos de los que carece entre los populares.
Se siente incomprendido entre algunos socialistas a los que cree estar salvando al renegar del PP y uncirse a quien ve como próximo vencedor, el nacionalismo proetarra, no el del PNV.
"Hay que romper ya el pacto con el PP para no perder votos” le exige Eguiguren al PSV, mientras pide una Constitución vasca, pese a que su partido gobierna Euskadi gracias al apoyo de los populares.
Porque la vocación de Eguiguren está en la izquierda, en una alianza PSV-Batasuna gracias a la cuál se cumpliría su sueño de ser presidente honorario, no ejecutivo, de la República abertzale y socialista.
De este estratega pacifista recordemos que fue condenado a prisión por pegarle a su mujer.
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SALAS