Ejemplaridad del líder

Por Jpviola

El líder debe dar el ejemplo. No hay escapatoria, si se quiere ser un buen líder, hay que ponerse a la altura de las circunstancias. No podemos exigir a los demás una forma de trabajo si nosotros no actuamos en coherencia con lo que pedimos. No puedo pedirle a mi equipo de trabajo que sea amable, si a la primera de cambio ando dando gritos por la oficina. No puedo pedir a mi equipo sinceridad si yo ando por la espalda engañando al resto. Bueno… “poder”, sí que “podemos” hacerlo. Pero si queremos ejercer un buen liderazgo y lograr la respuesta deseada con el grupo, entonces, lo primero sí será dar el ejemplo. Lo que no puedo,es pretender que si actúo según los ejemplos nombrados, las personas con las que trabajo me sean leales y responsables en sus tareas.

Pero ¿hasta dónde me implica esto de dar el ejemplo? En todo!

Cuentan que un día una madre se le acercó a Mahatma Gandhi para suplicarle que le pidiera a su hijo no comer más azúcar. Gandhi, sin dar otra respuesta, le pidió que regresara a la semana siguiente. El día convenido regresó la madre con su hijo, y Gandhi cumplió con el pedido de la madre. “¿Porqué no lo hizo la semana pasada?”, preguntó ésta al Maestro. “Porque la semana pasada yo también comía azúcar”, le respondió.

Esto es la ejemplaridad. Comprometerme de primera mano con el trabajo. Conocer lo que pido, y si es posible, cumplirlo. Ponerse en lugar del otro y experimentar en carne propia el efecto que puede tener el trabajo en los demás. Coherencia total con lo que solicito y lo que hago.