Un momento sucede que cuando quieres reir te da por llorar luego quieres llorar y sonríes tímidamente o sueltas una ligera carcajada. O cuando estás tranquila y de pronto te enfureces. ¿Que pasa?
Cuando reprimes tus emociones es como cuando contienes mucha agua. En una manguera tarde o temprano el agua se dispara con una fuerza y descontrol total.
Así son nuestras emociones cuando las reprimimos. Como un volcán que estuvo dormido de pronto hace erupción.
Y luego vamos perdiendo la capacidad de mostrar las emociones. Y también vamos aprendiendo a dejar de sentir. Hasta que ya no sentimos nada. Nos hemos hecho apáticos. Y las emociones se olvidan.
Cuando estamos en una habitación con mucha ropa y casi no podemos movernos. Cuando nos piden sacar un suéter, de pronto sacamos un calcetín. Nos hemos confundido. O porque queremos sacar un pantalón y hemos tomado la manga de una blusa. Así ejemplificamos lo que de verdad sucede al confundirnos de emoción o al ser exagerados con las emociones.
Lo que se debe hacer es saber gestionar las emociones. Vivirlas correctamente y con una medida justa. No reprimas tus emociones positivas. Si amas da un abrazo. Mañana puede ser demasiado tarde. Si te enojas, desahogate pero no con la persona. Siente el enojo, date permiso para sentirlo y cálmate.
Y disfruta las emociones aún el miedo y la tristeza. Si tienes que llorar, llora. Y entonces te sentirás mucho mejor.