Los ejercicios isométricos son aquellos en los que el ángulo de la articulación no aumenta ni disminuye a simple vista. Por ejemplo: tratar de empujar una pared, o sostener una mancuerna con el brazo levemente flexionado.
¿Por qué hemos decidido centrarnos en las desventajas y no en las ventajas? Porque es necesario conocer sus limitaciones, para comprender por qué sólo deben tratarse como una parte de un programa mayor de entrenamiento, en lugar de como el único tipo de estímulo a aplicar en un entrenamiento de fuerza.
Con el ejercicio isométrico se fortalecen los músculos en una posición estática de modo que solo cabe esperar mejoras de la fuerza en esa posición en particular. Como resultado habrá que realizar ejercicios isométricos a través de la amplitud completa de movimiento de la extremidad para conseguir mejoras iguales de la fuerza muscular en todo ese rango.
Otra desventaja que poseen los ejercicios isométricos, es que pueden aumentar la presión arterial de manera notable, por ello no están recomendados para personas con hipertensión. También, al realizarse en una posición estática, se pueden experimentar reducciones de la velocidad y del rendimiento deportivo.
Por toda esta serie de razones, el ejercicio isométrico es un estímulo que no se utiliza tanto como otros, y debe aplicarse siempre con algún criterio o motivo basado en evidencia científica.