Los mercados tienen hoy cara y ojos y un dedo acusador. Son sólo la punta del iceberg de más mareas de fondo que están provocando una fricción insoportable de las capas tectónicas que sustentan el estado del bienestar y los propios Estados en sí. Cuando se expone a la naturaleza a la máxima tensión, la superficie se abre y escupe fuego y lava, estallando en mil pedazos y llevándose por delante todo lo que encuentra a su paso. Los países periféricos, por su situación geográfica, estratégica y también económica, son los primeros en notar las consecuencias. Están más expuestos. Si caemos, la lava al rojo vivo llegará al mismo centro de Europa, ya sin defensas que contengan la marea. Si la UE, que se reúne mañana sin mucha convicción, echa más leña a ese pozo sin fondo, los mercados también seguirán ganando al cobrar sus préstamos a un alto interés, excesivo. Jaque mate.
¿Alguien podría hacerles llegar este mensaje para que vayan haciendo sus deberes de verano, en lugar de dedicarse a jugar? (Ramón. El País)