En 1978 se fundaba en Barcelona Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), la principal pata de CiU, entre cuyos dirigentes, con Jordi Pujol, estaba Miquel Sellarès, el primer director de los Mossos d’Esquadra, patriota que propone crear un ejército catalán con 25.000efectivos y unos 3.000 millones de euros anuales de presupuesto.
Sellarés preside el Centre d’Estudis Estratègics de Catalunya, organización privada apoyada con subvenciones oficiales que pretende ser el soporte ideológico del futuro Ministerio de Defensa catalán.
Estamos ante otra grave advertencia secesionista, mientras el Gobierno calla y sólo remite al lento Tribunal Constitucional algunas proclamas independentistas que emanan del Parlamento y de la Generalidad catalana.
La Constitución regula las Autonomías desde el artículo 143 al 158. Y el 155.1 dice, textualmente:
“Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general”.
Como se vio con el Estatuto catalán que apadrinó Zapatero en 2006 para contentar a Pasqual Maragall, el Constitucional tardó cuatro años en declarar inconstitucionales algunos artículos que ya estaban plenamente vigentes.
Ese rechazo tardío incrementó la ola independentista y el incumplimiento de sentencias judiciales, como las de la enseñanza del castellano, sin que nunca se le advirtiera a la Generalidad que el Gobierno tiene potestad para aplicar el artículo 150.1.
Ahora hay nacionalistas que quieren crear un ejército. ¿Para alguna guerra en la que el resto de los españoles sean el lógico enemigo?
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SALAS publica hoy esta tira en El Correo Gallego