Dice Patricio Pron de Ejercito Enemigo: Ejército enemigo es técnicamente pobre y argumentalmente fallida, lo que demuestra que (desafortunadamente) entre las opiniones y la literatura, entre ser un francotirador y un escritor a tener en cuenta, existe un abismo que para muchos es infranqueable.
Joder.
Vaya con Patricio.
Lo de francotirador, por si alguien anda despistado, es por el alter ego de Olmos, ese lector Mal-herido, que tanto daño ha hecho a tantos con su blog de crítica literaria tan incendiario. Y del que tanto va a recibir Olmos estos meses.
Empecé la novela con muchas ganas, muchas, tanto oír hablar de Olmos, tanto oír hablar de mal-herido, tanto leer las puyas constantes entre Olmos y numerosos blogs, tantos en su defensa (de Olmos) tanto más en su contra, tanto odio, Olmos desde su blog contra un ejército invisible, defendiéndose, explicándose, calentándose.
Y va, y saca nueva novela. Con Mondadori.
Sorpresa de la buena.
Indudablemente (y algunos, imagino, al margen de la calidad de la novela) se le han echado encima, se lo están comiendo.
Está pagando por sus pecados.
Redención de los denostados.
Y lo que le queda.
Seguí leyendo la novela. Evite leer las reseñas que había hasta el momento de Ejercito enemigo, las buenas y las malas, leí, mucho. Y todo iba bien, la novela me gustaba, empecé a creer en Olmos, en su novela, me gustaba, hasta me sentía único, ¡me gusta Olmos! ¡Y no soy uno de sus amigos! Estoy disfrutando pensaba, joder, eso es lo que busco, ¡esto es lo que busco!
Y entonces llego el sexo. Explícito.
Pollas, coños, y a follar y masturbarse como si se acabara el mundo. Y eso vulgariza la novela, aburre, cansa y hasta carga. Puede que me cargue la manera de contar de Olmos, porque novelas con sexo explícito he leído ya unas cuantas. Pero sigo leyendo, Santiago es un tipo solitario, antisocial, que trabaja en publicidad, en esa publicidad decadente de anuncios de detergentes, un tío cínico, que se masturba compulsivamente y que odia el barrio donde vive ¨Mi barrio era una puta mierda. La gente de mi barrio era una puta mierda.¨ Daniel, un amigo de Santiago muere inesperadamente y lega a Santiago un sobre con una palabra, un mensaje que permitirá a Santiago conocer realmente la vida oculta de su amigo. Porque la cosa es que su amigo, Daniel, es (era) un tipo solidario, que trabajaba en proyectos humanitarios, que creía en la solidaridad y bla,bla,bla…
Y Santiago es totalmente lo contrario, un tipo al que le encanta el capitalismo, que no cree en los discursos solidarios y que cree que ¨…la solidaridad es una forma de ocio, una ficción para el puro entretenimiento de personas con mucho tiempo libre¨
Y este planteamiento es cojonudo, pero choca con el desarrollo que Olmos le da a la novela, convirtiéndola en una especie de eterna reflexión del protagonista, un monologo sobre la masturbación, el sexo, el sexo en internet, el correo electrónico y demás simplerías. La lástima es que uno se engancha a la novela, disfruta, pero poco a poco cae en el aburrimiento, el ritmo se rompe y ya no remonta, acabando con un final descafeinado y nada sugerente. Mierda.
Olmos dibuja una sociedad en decadencia, una sociedad deprimida, sucia, y lo hace a través de Santiago, es el protagonista el que siente que la sociedad es así, lo dice, lo piensa, pero al lector eso le llega diluido, Olmos no consigue transmitir la fuerza de ese pensamiento, como si hace por ejemplo Cristina Fallarás en Las niñas perdidas, donde palpamos la miseria del barrio. A Olmos le falta eso, credibilidad, fuerza, parece que esa aura de prepotencia que planea sobre su persona se ha transmitido a su escritura, a su novela, y que, con crear una historia y desarrollarla sea para el suficiente, sin prestar demasiada atención a esa parte en que hay que darle alma a lo escrito, a lo contado, para que los lectores, después, podamos disfrutar, gozar, sufrir o lo que haga cada uno cuando tiene una novela en la mano, hasta masturbarse.
Y esta es solo mi opinión, la de un lector que ha pagado por esta novela el precio marcado por la editorial, ni soy de los amigos de Olmos, ni soy de los que lo quieren ver caer hasta perderse, solo un lector y mediocre bloguero, sin más.
Ejército enemigo
Alberto Olmos
Ed. Mondadori 2011
279 paginas.