El 11 de septiembre. Similitudes y diferencias

Publicado el 13 septiembre 2017 por Manuhermon @manuhermon
Chile fue una de las experiencias que formó parte del desarrollo de muchos jóvenes de mi generación. Las imágenes de aquel 11 de septiembre de 1973 sintetizadas en el asalto al Palacio de la Moneda atacado por el fascismo de Pinochet y la muerte de Salvador Allende, quedaron grabadas en la memoria de mucha gente. Allende murió defendiendo la Constitución. El 1 de abril de 1939 finalizó la Guerra Civil española que comenzó el 18 de julio de 1936 con un Golpe de Estado ejecutado por militares nacionalistas arropado por la iglesia y los fascistas. La República fue derrotada, murió defendiendo la Constitución. En Cataluña, una parte de la población, dirigida por la ANC, la Generalitat y parte del Parlament están poniendo en marcha un golpe contra la Constitución. Se apoyan en las movilizaciones populares que han organizado élites nacionalistas, movilizaciones que orientan y dirigen grupos de activistas secesionistas y cuyo objetivo es lograr la independencia atacando frontalmente la Constitución y el Estatuto. Atacar la Constitución chilena, la republicana, o la española actual, supone enfrentarse al menos a la mitad de conciudadanos. Eso están haciendo unos catalanes secesionistas que en votos llegaron a menos del 36% del censo electoral, por el que lograron el apoyo parlamentario ligeramente superior al 50%,-ello fue gracias al sistema electoral catalán que privilegia las zonas rurales del interior sobre las urbanas y costeras, precisamente coinciden los territorios más secesionistas con los antiguos asentamientos carlistas-. Romper una Constitución es imposible sin la fuerza, millones de ciudadanos se sienten protegidos bajo su manto de derechos iguales para todos, sin apoyarse en privilegios del pasado tomados de tradiciones inventadas. Las movilizaciones catalanas no aparentan violencia al ser promovidas desde el poder catalán, y también porque han sido pocos quienes se han opuesto a ellas, confiando en las leyes, en el Estado, pero los grados de violencia se intensificaron cuando se requirió, e irán en aumento, porque la oposición a una secesión unilateral crecerá. No obstante durante años la violencia en distintos grados la sufrieron en primera persona quienes simplemente no comulgaran con el secesionismo, acoso y marginación, amenazas e intimidación, linchamientos y despidos, marcaje y señalamiento,… Puestos a apoyar personas, ¿por qué no éstas?, las víctimas. Los Peter Pan españoles, abrazan las movilizaciones de masas catalanas,  los ojos les hacen chiribitas al ver decenas de miles de individuos moviéndose, olvidan que en sí mismas, las movilizaciones no dan carácter democrático o progresista a los objetivos que pretenden. El fascismo, el nazismo, los comunistas, movilizaron cientos de miles de personas; madres, abuelos, niños, trabajadores, campesinos, comerciantes, guardias, funcionarios… bien organizados y vestidos y ornamentados con iguales colores, fueron sacados a las calles y mostrados al mundo en defensa de sus objetivos nada democráticos. Se equivocan quienes creen que entonces aquellos individuos eran monstruos, eran niños y niñas disfrutando de la fiesta y el disfraz, jugando con su familia sintiendo protección rodeados de miles de individuos vestidos igual, cantando lo mismo, abuelos que soñaban el mejor de los futuros para hijos y nietos, eran padres y madres que tenían fe en un mundo nuevo en el que resolverían todos los problemas de la humanidad. La maldad se manifestó después amparada en ese clima tan emocional e irracional en el que se descalificaba a los no asistentes. Ahora llamados anti catalanes, como Franco utilizaba lo de antiespañoles, ahora fascistas, cuando Franco llamaba comunistas. Entonces el fascismo expulsaba a la mitad de la ciudadanía a los infiernos, igual que ahora hace el nacionalismo, los considera extranjeros, igual que hacía Franco, recuerden como los fascistas ganadores se llamaban a sí mismos los nacionales. Entonces, igual que ahora, quienes participaban creían ser los buenos y el resto los malos, entonces como ahora los promotores de las movilizaciones eran una parte del poder, ponían a disposición de los movilizados autobuses y organización, lugares colocación, juegos… ellos, las élites políticas y económicas, marcaban consignas principales y decidían por sí mismos los objetivos finales. No creerán que les dejarán ejercer el derecho a decidir sobre la Diada, cómo, por donde, consignas, objetivos... Y por supuesto los promotores financiaban la movilización. Supongo que algún día conoceremos las cifras del process, la financiación proveniente de entidades supuestamente de todos desviando de forma corrupta y antidemocrática fondos a solo una parte, la financiación de personas y empresas, no solo de independentistas tradicionales, será interesante conocer aquellos que financiaron y/o sobornaron porque pensaban que una ruptura beneficiaría sus fortunas y negocios, o su posición geoestratégica, aunque naturalmente muchos serán testaferros, porque está claro que una ruptura en España y Europa daría mayor poder relativo a algunos estados y corporaciones globales. Salvando las distancias del clima de violencia en Chile y en la España republicana, también hubo cientos de miles de personas en las calles antes del golpe definitivo. En ambos casos los golpistas adujeron una nueva legitimidad y legalidad que oponer a la existente, igual que ahora. Aceptar que un grupo sin ser amplísima mayoría pueda soliviantar los derechos de todos, implica justificar otros golpes pasados o futuros, como el de Franco. Entonces reprimieron apartaron y fusilaron a los funcionarios republicanos que respetaban la legalidad constitucional y no la suya. ¿Si éticamente lo pueden hacer unos, por qué no otros?
En la Alemania hitleriana, tras las barbaridades históricas conocidas, muchos para defenderse se apoyaron en la obediencia debida hasta para ejecutar, por eso la Constitución española reconoce el derecho a desobedecer órdenes que atenten contra derechos constitucionales. Ahora vienen los nacionalistas y compañeros de viaje y con su regresión defienden la desobediencia para atacar derechos constitucionales de todos. Ningún demócrata, nadie de izquierdas puede defender esta barbaridad que abre puertas a todo futuro golpista y pesará como una losa al coincidir con la justificación franquista del golpe y guerra civil.