El 4 de julio en Estados Unidos – Un apunte

Publicado el 04 julio 2014 por Liberal

A lo largo del tiempo, me he ido dando cuenta que los “males” sociales y económicos que mis compañeros lectores han denunciado a menudo ignora raíces históricas por un sentido de “reverencia” que creo no encaja con un espíritu liberal de las cosas. Los liberales pueden quejarse de los males, pero niegan cualquier conexión con algo inherente en el “sistema” constitucional imperante y, en no pocas ocasiones (en el caso norteamericano), afirman de que todos estos males se deben a una “desviación” de las intenciones “originarias” de los “padres fundadores” de los EEUU. En consecuencia, es muy común leer todo tipo de exhortaciones invitándonos a “recuperar el sistema constitucinal original de EEUU” y cada año, esto se intensifica cuando se acerca el 4 de julio. Cada 4 de julio, leemos frases elocuentes sobre lo fértil que es esta tierra, sobre las grandes ventajas económicas y políticas “que no tiene ningún otro ciudadano del mundo” y citas esporádicas y desordenadas de los padres fundadores, ignorando sus contextos porque la intención es demostrar que aquellos principios son suficientes para las necesidades actuales.

Pero si analizamos la obra de los padres fundadores, podemos ver que no eran los “visionarios” que pintan sus bien intencionados admiradores, aunque sí eran unos gran pensadores.

De interés peculiar entre los fundadores sobre las condiciones sociales de su época y los problemas del futuro que pensaron iban a surgir es James Madison, el arquitecto principal de la Constitución. Madison no era ningún escritorzuelo mercenario, al servicio de un electorado egoísta; tampoco era un pedagogo obsecuente para ganar pasta (a diferencia de los “liberales” que hoy son conocidos en España). Madison era honesto y un pensador muy franco, con visión de futuro para poder pronosticar los problemas que se avecinaban para el país con la intención de mejorar el camino. Demos, pues, en este 4 de julio, audiencia a la voz de Madison.

La cuestión del sufragio era de gran importancia para Madison. Con mucho trabajo, él y sus contemporáneos diseñaron un sistema que aún sigue en vigor y cuya intención principal era mantener las “turbas” bajo control para que los impulsos “de las masas” no estallaran al estílo francés y europeo en general. Pero también era necesario ceder a los instintos republicanos. Sin embargo, debemos recordar que aquél sistema funcionó tan bien porque tomó en cuenta la distribución d propiedad en las colonias y la esperanza universal de adquirirla. Tales condiciones, dijo Madison, eran la raíz que inspiró tanto sentimiento popular en EEUU a favor de la propiedad privada. Una y otra vez, Madison dijo que el sentimiento a favor de la propiedad privada era imprescindible para tener un gobierno republicano. Esto contrastaba con el “viejo mundo”, con Europa, donde no había ninguna esperanza para adquirir propiedad.

Pero Madison no era ningún tonto y se dio cuenta en sus conclusiones que la clase de los “desheredados”, sin propiedad, iba a seguir en aumento cada generación. Iban a pasar de ser una minoría a una gran mayoría; que serían reducidos a cobrar menos y menos sueldo, que poco a poco la “felicidad” y el bienestar iban a desaparecer para la mayoría del mundo “obrero” que se estaba gestando. Se llegaría al momento histórico en el que la mayoría no solo no tendría propiedad, sino que tampoco tendrían la esperanza de adquirirla.

Esa marcha sin prisa pero sin pausa hacia la pobreza ya fue denunciada por Madison como una de las consecuencias de las raíces económicas que están detrás de la fundación de los EEUU.

Lo cierto es que EEUU nunca ha tenido tan pocas esperanzas en el sentido económico como ahora. Cada vez hay menos propietarios, los asalariados “pobres” de las grandes ciudades ya son la gran mayoría de la población, sus salarios están estancados y hoy por hoy hablar de “trabajo honesto” para poder ganar un buen sueldo es una burla para mucha gente. La desigualdad en EEUU es palpable y no se ven estos niveles entre los “ricos” y los “pobres” desde el siglo XIX. Por eso la inmoralidad, barrios enteros de pobreza palpable en las grandes ciudades, la corrupción, todos esos vicios están a la orden del día entre el pueblo llano y no tan llano, porque ya llega a los gobiernos en todos sus niveles.

En una ocasión digna de recordar, el padre de la patria John Adams dijo que si a los pobres obreros se les pagaba un sueldo solamente lo suficiente para cubrir sus necesidades más básicas, su condición era idéntica a la de un esclavo. Es la pura realidad. ¿Qué diferencia hay entre un esclavo al que le dan techo, cama y comida (miserable) y un obrero que trabaja de sol a sombra por vivir en un pisucho sucio, en un barrio marginal, sin poder “vivir” más allá de comer por lo menos una vez al día y poco más?

Es posible controlar una minoría de esclavos; pero una gran cantidad, una mayoría, no durarán mucho bajo el yugo mortificante. Por eso Madison ya había pronosticado el nacimiento de un gravísimo problema nacional por estos motivos así como su posible colapso.

Aristóteles también afirmaba que en una democracia perfecta, los “pobres” usarían el sistema para quitarle propiedades a los más ricos. En consecuencia, dos soluciones: reducir la pobreza o reducir la democracia. Aristóteles optaba por la primera.

James Madison también detectó el mismo problema, pero, a diferencia de Aristóteles, quiso reducir la democracia. Para Madison, el reto principal para un gobierno era “proteger a la minoría propietaria contra la mayoría”. Como decía su compañero John Jay con más franqueza todavía: “Los que son dueños de este país también deben ser sus gobernantes”.

Por eso, diseñó un sistema bastante “anti”democrático. Pocos europeos lo saben, pero hoy por hoy, sobre el papel por lo menos, la Europa continental occidental es bastante más “democrática” que EEUU. Madison puso el poder en manos de los “más capaces” (propietarios), aquellos que “tienen la riqueza de la nación en sus manos”. Los demás se verían limitados: los negros obviamente no podían votar, no se podía elegir a los senadores con el voto popular como ocurre ahora, entre otras barreras.

Termino con esto:

Ya sé que muchos esperaban una entrada positiva, alabando a los fundadores con las típicas frasecillas y clichés de siempre pero respeto mucho más a mis lectores como para tomarles el pelo.

A lo largo de la historia de EEUU, lo cierto es que el poder político ha estado siempre en manos de aquellos que son dueños del país. Ha habido variaciones de esa misma temática, como el “New Deal” de Roosevelt. Roosevelt tuvo que responder al hecho de que el público ya no iba a tolerar las condiciones imperantes que duraron hasta los años 30. El poder siguió en manos de “los ricos”, pero ahora estaban limitados por un contrato social. Volverá a ocurrir cuando las condiciones imperantes en EEUU ya resulten intolerables para la mayoría. No queda mucho. No obstante, sigo pensando que pese a todo esto, EEUU sigue siendo un país excepcional y con un futuro mucho mejor que Europa.