“El Gobierno camboyano respondió con fuerza letal a las manifestaciones organizadas para expresar las reivindicaciones colectivas legítimas de los trabajadores, quienes reciben unos salarios demasiado bajos, además de verse expuestos a unas condiciones laborales precarias y peligrosas”.
Así lo denuncia el informe 2014 de la Confederación Sindical Internacional (CSI), que está compuesta por 325 organizaciones afiliadas en 161 países y territorios de los cinco continentes. Está integrada por alrededor de 176 millones de trabajadores, de los que el 40% son mujeres.
Camboya se encuentra, de acuerdo con la clasificación de la CSI, entre los peores países para trabajar, en todo el mundo.
El informe revela las condiciones abusivas a las que se encuentran sometidos los obreros del área textil. “Las horas extras que realizan la gran mayoría de los trabajadores sobrepasan los límites legales establecidos. Más de la mitad de las fábricas de vestuario no cumplen con las normas de salud y saneamiento en lo que respecta el acceso a agua potable y la disponibilidad de agua y jabón cerca de los aseos”.
En Camboya, aproximadamente el 90% de los trabajadores no tienen un contrato permanente.
En este contexto, quienes reclaman colectivamente mejores condiciones laborales “son sistemáticamente objeto de despidos improcedentes, intimidación, detenciones y violencia”, añade la CSI, causándoles lesiones graves e incluso ocasionando la muerte.
El país del sudeste asiático no cuenta con una Ley de Sindicatos que se ajuste a las normas internacionales, y el Código Laboral sigue siendo deficiente a la hora de proteger los derechos de los trabajadores.
Así, la CSI incluye a Camboya entre los países que se encuentran en el nivel 5, los peores países del mundo para trabajar.
En su informe, la Confederación de Sindicatos, recuerda: “Cuando los trabajadores disfrutan de la libertad de una voz colectiva, cuando pueden negociar para que los lugares de trabajo sean seguros y las condiciones y los salarios justos, y trabajar libres de discriminación, entonces la productividad y el crecimiento económico pueden prosperar”.
Imagen: Juan Díaz/Global Humanitaria