La ley y la cultura provida de El Salvador -sostiene el periodista Pablo J. Ginés, experto en Bioética- demostraron tener la razón: sin aborto se atendió bien a la madre y a su hija. Ésta, de 500 gramos, murió por causas naturales cinco horas después. Era lo que todos los médicos esperaban que se hiciera, el procedimiento lógico en embarazos complejos: estabilizar a la embarazada, esperar a que el bebé crezca, sacarlo por cesárea cuando es necesario. Es decir, salvar a los dos pacientes, como pide la ética médica.