Ya escribí sobre este tema hace unos meses, en este post Menús para niños. Nosotros siempre que vamos a comer o cenar fuera de casa pedimos de la carta habitual, nada de menús con comidas de baja calidad para los niños.
Pues hoy quería actualizar mi experiencia con dos situaciones absurdas que he vivido hace poco con este tipo de menú.
Situación número uno – Vamos a cenar con unos amigos a un sitio de comida casera. En el menú hay croquetas caseras y pedimos una ración. El camarero, viendo que hay varios niños, ofrece la posibilidad de traer otra ración de croquetas más pequeñas, para que los niños se las coman mejor… Cuando llega la comida, las croquetas están buenísimas, se nota que son caseras. En cambio, la ración de croquetas más pequeñas, “especiales para niños” son croquetas congeladas, con un pegote de masa en su interior y sin sabor. Conclusión: mis hijos se comen las croquetas grandes, que son las que realmente están buenas. Y yo me mosqueo, ¿acaso los niños tienen un paladar insensible o menos derecho a comer comida casera? En fin…
Situación número dos – El viernes salimos del cine y nos fuimos a cenar. Los niños eligen un restaurante americano. Al entrar directamente le dan a Sara el menú infantil. Lo acepto porque tiene dibujos para colorear. Pero ni lo miro, decidimos de la carta general. Cuando llega la camarera ¡me pregunta sorprendida si la niña no va a comer del menú infantil! Y trata de hacerme ver que es una buena opción. Rápidamente la saco de su error. Sara quiere pollo empanado en trozos (fingers). Los nuggets los evitamos siempre, esa masa amorfa de “pollo” que a saber lo que lleva, de todo menos pollo seguro…” En la carta general, 8 fingers cuestan 5.50€. En el menú infantil, los fingers cuestan 7.95€ con refresco, cosa que la camarera me enfatiza. Mi hija no bebe refrescos, toma agua. Vale, una botella de agua también entra en el menú. ¿Cuántos fingers hay en el menú infantil? ¡¡4!! Desde luego, me quedo con mi primera opción, 8 fingers y un vaso de agua del grifo, más barato y más cantidad. ¿Creen que estamos tontos los padres? ¿O será que por ser niños tienen que comer menos? Vale que Sara no se comió los 8 trozos de pollo, pero sí se comió 6, con el menú infantil se habría quedado con hambre. Además de dar varios mordiscos de mi súper hamburguesa con lechuga, cebolla frita, mermelada de pimientos rojos…
Conclusión a la que llego siempre. No me gustan los menús infantiles.