Se me hace complejo comenzar la descripción de lo que me ha llamado tan profundamente la atención, sin embargo trataré de ser lo más imparcial posible. Es bastante común encontrar problemas similares en casi todas las unidades de tecnología de las organizaciones, todo gira sobre los mismos temas: resolución de incidentes, desarrollo de sistemas, compras tecnológicas, servicios básicos como página web, correo electrónico, sistema contable y de talento humano entre otros que se repiten en la mayoría de departamentos de TI; es por ello que alrededor de estos temas existen ya metodologías, estándares, marcos de referencia que han sido definidos y comprobados a nivel mundial para que sean aplicados en casi cualquier ambiente.
Es totalmente comprensible que cuando una organización se constituye y comienza su crecimiento, se eche mano de toda la tecnología que haya cerca sin orden ni priorización, esto se convierte en problema cuando la organización crece y la tecnología también de la misma forma. Es más complejo aún cuando quien define las «reglas del negocio» es el área de sistemas y más complicado cuando la automatización se realiza de manera artesanal, sin documentación, estándares, procedimientos ni nada por el estilo. Y si a todo esto le sumamos que los responsables de los sistemas no documentaron nada y todo existe en sus cabezas tenemos una combinación que da como resultado personas que se consideran a si mismo indispensables para el negocio, y usuarios funcionales con mucho miedo a lo desconocido y que dan poder a aquellos «indispensables». La forma de otorgar el poder se da de varias maneras desde permitir que estos actores sigan definiendo reglas que les corresponde a los funcionales o entregarles todas sus peticiones sin chistar a cambio de que permanezcan todavía en sus cargos y continúen este trabajo desordenado pero que entrega resultados, no siempre buenos, pero al menos mejor a no tener nada.
Y para mí es un «absurdo poder» el que se otorgan, pues, el convertirse en indispensable para el negocio hecha sobre sus hombros tremenda responsabilidad, la misma que no le corresponde al área de sistemas.
Personalmente considero que si el conocimiento se comparte, uno aprende más y es la mejor manera de obtener retroalimentación que nos permite mejorar y obtener los resultados deseados.