La novela que os dejo hoy llevaba tiempo en mi lista de pendientes, pero una amiga y compañera se puso con ella y me la recomendó, subió algunos puestos y fue una de mis últimas lecturas. Simpática, divertida, cínica, sarcástica y algunas cosas más se pueden decir de ella, sobre todo que se lee con una continua sonrisa en los labios. Tuvo un gran éxito en el momento de su publicación, a mediados del año pasado y podéis encontrarla en la editorial Salamandra. El autor es Jonas Jonasson y la novela “El abuelo que saltó por la ventana y se largó”.
Pär-Ola Jonas Jonasson es un autor sueco nacido en 1961 en Växjö, en el sur de Suecia. Estudió sueco y castellano en la Universidad de Gotemburgo y posteriormente trabajó como periodista en diversos medios. En 1996 fundó OTW, una compañía de medios de comunicación con la que tuvo bastante éxito, llegando a tener más de cien empleados. A finales de 2003 podemos decir que se harta de vivir solo para trabajar y por razones médicas y personales se ve obligado a vender su empresa en el 2005 y cambiar radicalmente de vida. Se traslada a Sörmland, en la costa sur de Suecia y posteriormente se va a vivir a Suiza, donde se concentró en escribir un libro, aquel que tenía en su cabeza desde hacía tiempo. De ahí salió esta de hoy que es su primera novela, publicada en Suecia en el 2009. El libro fue un gran éxito tanto en su país como en todos los que se fue publicando posteriormente. Desde el año 2010 vive con su hijo en la isla sueca de Gotland. La novela fue traducida a más de 30 idiomas y, posiblemente, sea llevada al cine. Trabaja ahora en su segunda novela. Como él mismo comenta, hay que ser muy valiente para ser un escritor sueco y escribir una novela que no pertenezca al género negro y tirar por el camino del sarcasmo y la ironía.
El protagonista central de la historia es Allan Karlsson. Vive en un geriátrico y el día de la fiesta de su cien cumpleaños, a la que asistirá todo el mundo (alcalde, prensa...), decide escapar. No es un plan preconcebido, no es algo que haya pensado durante un tiempo. Pocos minutos antes de que vayan a avisarlo para que vaya a la fiesta que le tienen preparada abre la ventana de su habitación y se marcha sin tener claro ni a dónde ni para qué, solo sabe que quiere marcharse de allí. Sus años son muchos, su agilidad poca, pero muchas sus ganas de vivir. En zapatillas y sin nada más que lo puesto escapa del lugar donde vive, el lugar en el que no quiere morir. Se pone a andar y llega a la estación de autobuses, donde pide un billete para cualquier sitio, aquel para el que le alcance el dinero que lleva encima. Un joven le pide que le guarde una maleta mientras va al baño y Allan ve la oportunidad de conseguir algo de ropa y sabe Dios qué más. Así que coge la maleta, muy pesada por cierto, se sube al autobús y se va. Lo que no sabe es que en la maleta hay cincuenta millones de coronas que pertenecen a un grupo de delincuentes, Never Again. A partir de aquí todo se convertirá en una gran y muy divertida aventura para el lector llena de nuevos personajes, situaciones ridículas o peligrosas y un montón de peripecias que no voy a contar en absoluto, lo mejor es leerlas y dejar que la sonrisa e incluso alguna carcajada aparezca en la cara del lector.
La narración irá alternando las distintas situaciones que Allan tendrá que afrontar, junto con algunos compañeros de viaje que se irá encontrando, con la propia historia de esos cien años de vida que carga a sus espaldas. Muchas cosas conoceremos de toda esa vida y en esa historia radica, para mí, una de las genialidades de la novela. Se convertirá casi en otra historia del siglo XX (mucho más divertida y curiosa que la trilogía de Ken Follet que comenté hace poco) con este curioso personaje como eje central. Allan cierto día decide, porque sí, marcharse de Suecia e ir a conocer mundo. Pero no pequeños viajes, no, grandes y complicados viajes por casi todo el mundo. A lo largo de los mismos irá tomando contacto con casi todos los grandes personajes de la historia del siglo XX a nivel mundial y tendrá una cierta participación en algunos de los grandes acontecimientos del siglo. Esta parte del relato me pareció realmente genial, divertida, amena e incluso creíble en algunos momentos, claro que en otros no tanto. Pero no creo que esa fuera la intención del autor, evidentemente no es una novela histórica, pero Jonasson ha sabido cruzar a su protagonista con una serie de personajes reales consiguiendo un relato más que curioso y que consigue que el lector imagine casi todas las situaciones. Eso no le resta ningún valor al relato del momento actual, de cómo Karlsson va con su maleta por Suecia adelante encontrándose con una serie de personajes también interesantes y curiosos. Todos ellos, desde los delincuentes, los policías, los jueces y aquellos que se hacen sus amigos, forman un conjunto que se combina a la perfección. De todos ellos, además, conoceremos lo suficiente para ver cómo todos sus actos están perfectamente justificados, no son solo seres ridículos dentro de una historia que puede parecerlo. Evidentemente no estamos ante un relato realista, es completamente fantástico pero con tal dosis de realidad que hasta la presencia de un elefante como un elemento importante nos parecerá completamente lógica.
La historia y su lectura rebosan simpatía, diversión y risas, pero sobre todo sarcasmo e ironía. La forma en la que la mayor parte de los personajes históricos están tratados hará imposible que no nos riamos, al mismo tiempo que en todos ellos aparece un leve halo de crítica ante muchas de las decisiones que tomaron durante sus vidas. Como dije antes no voy a mencionar a ninguno para no desvelar demasiado, porque una de las mejores cosas que tiene la historia es el elemento sorpresa. Leeremos pensando que ya no podrá pasarle nada más al amigo Allan, pero el autor siempre será capaz de sorprendernos con algo más, con un paso adelante en la historia que nunca, o casi nunca, nos esperaremos. Al final descubriremos como lo más importante es la amistad, la felicidad y las buenas relaciones entre las personas, que todo, hasta lo más dramático, tiene arreglo y que nunca nada está perdido pase lo que pase, al día siguiente siempre sale el sol y si las cosas no se arreglan de una manera lo harán de otra, aunque para ello tengamos que mentir, inventar historias o falsear la realidad.
La verdad es que me gustó mucho esta novela, genial para pasar un buen rato, tanto que hasta se me hizo corta y hubiera leído más con mucho agrado. El estilo es sencillo, fluido y ágil, siempre está pasando algo y nada pasa porque sí. Veremos como hasta los momentos más extraños o ridículos volverán de repente para arreglar, o estropear, algo. Los personajes me parecieron todos geniales, desde el protagonista hasta la enfermera que Allan no soporta y que le hace la vida imposible. Todos ellos tienen alguna participación importante en el relato, y además, de todos ellos conoceremos, en mayor o menor medida, algo de sus vidas que hará que sepamos mucho más sobre ellos de lo que el propio autor nos cuenta. Y no olvidemos ese aire de humor negro que está presente en toda la historia, jugando con elementos como la muerte o la violencia y siempre dándole la intención de provocar la sonrisa o el asombro. Creo que muy recomendable para pasar un buen rato, estoy seguro de que os va a gustar y, sobre todo, de que os va a sorprender en más de un momento. Leedla y ya me diréis qué tal.