Estoy a punto de tener un accidente, estoy a punto de volarme la cara como un suicida. En ese momento hermoso en el que creo que soy inmortal y por eso agarro el rifle y lo cargo, me siento en el sillón, lo apoyo contra el piso y aplico mi frente contra él, orgulloso de sentir el frío y el poder que emana mi rifle y que emano yo. Incluso me río. Donde sea que vaya solamente creo en mí porque desprecio a todo el resto, me dan asco, y solo ladro en ese yo que existe hoy y después de hoy será mañana, o sea hoy, el mismo día... Nada puede suceder de un lado u otro de la muerte. Ya lo ven, cualquier lugar y hora dan lo mismo. Por eso el dedo riendo me traiciona y ahora estoy atrapado. Atrapado en este tramo en el que la bala salió y en un milisegundo nada más tocará mi frente, destrozará mi cabeza, mi identidad, mi yo, y lo último que pienso es… Como si fuera un suicida!
Obra: La victoria. Rene Magritte.