Para nuestra fortuna la monumental obra de ingeniería romana del acueducto de Segovia se ha mantenido en pie construida con sillares de granito, sin argamasa entre ellos, durante dos mil años. Cada vez que visito Segovia no deja de admirarme y sorprenderme. Lo bueno de vivir en nuestro tiempo, y es una pena que los romanos no pudieran nunca verlo así, es que la iluminación nocturna convierte esta obra de ingeniería en obra de arte, al proporcionarle un tinte dorado y unos claroscuros de una belleza sin igual.
Aunque su construcción data de principios del siglo II d. C., a finales del reinado del emperador Trajano o principios del de Adriano, la causa de que haya llegado en perfecto estado a lo largo de los siglos, no sin restauraciones, es que se ha mantenido en funcionamiento a lo largo de los siglos, ya que, hasta casi nuestros días proveía de agua a la ciudad de Segovia, y más concretamente al Alcázar.
Visto desde la base
El méson de Cándido y el acueducto, amigos inseparables.
La luna acompaña cada noche al acueducto.
Algún fotógrafo sufre el síndrome de Stendhal y se desmaya de tanta belleza... ah no!. Está haciendo una foto creativa.
En la parte más elevada mide 28 metros, con cerca de 6 metros de cimientos, y tiene dos órdenes de arcos sobre pilares.
En total, lo conforman 167 arcos.
Visto a media altura
La perspectiva cambia totalmente viendo el acueducto en ambos extremos a media altura.
Visto desde al ático
El remate es un ático por donde discurre el canal conductor de agua, con una sección en forma de U de 180 x 150 cm.
El acueducto de Segovia conduce las aguas del manantial de la Fuenfría, situado en la sierra cercana a 17 kilómetros de la ciudad, en un paraje denominado La Acebeda.
En la plaza de Día Sanz, hace un giro de casi noventa grados y se dirige hacia la plaza del Azoguejo, donde salva la depresión con una arquería, que presenta todo el esplendor del monumento.
La iluminación de las escaleras de acceso al mirador del Postigo del Consuelo es un acierto de buen gusto
A través del Postigo del Consuelo se distinguen los arcos de la parte superior del acueducto con una preciosa composición de planos.
Una vez salvado el desnivel se convierte en un acueducto chico de apenas tres metros de altura.
Desde este punto de máxima altura las vistas de la iglesia de los Santos Justo y Pastor y la del Salvador son magníficas, escondidas en la misteriosa negrura de la noche.
Y esto es todo sobre el Acueducto romano de Segovia, espero que haya sido de tu interés.
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